El ser humano debe mantener su temperatura corporal constante para un correcto funcionamiento de las funciones vitales. Al realizar actividad física, parte de la energía transformada se libera en forma de calor, provocando un aumento de la temperatura corporal que trata de ser mitigado por distintos mecanismos entre los que el más común y que todos conocemos es el sudor. Se trata de evitar la hipertermia (temperatura interna superior a los 38,5 °C). Pero este mecanismo tiene el inconveniente de que puede suponer una pérdida excesiva de líquidos y electrolitos si estos no se reponen adecuadamente. Aquí es donde entra en juego la hidratación, más en pruebas de trail o ultra trail que suponen varias horas de esfuerzo que en muchas ocasiones tienen lugar con elevadas temperaturas y altas condiciones de humedad. La aparición de los calambres ante un defecto en la hidratación es probablemente la consecuencia que prácticamente todos los atletas han sufrido en alguna ocasión. Arruina una carrera o un entrenamiento clave, pero no es lo más grave que puede ocurrir. La hiponatremia —concentración de sodio en la sangre anormalmente baja— puede tener consecuencias fatales para la vida. 

Todos tenemos en mente la imagen del triatleta Jonathan Brownlee entrando sin fuerzas, completamente deshidratado, ayudado por su hermano Alistair, en la meta de Cozumel, prueba de las Series Mundiales de Triatlón. La correcta hidratación no reside únicamente en la ingesta de una cantidad adecuada de agua, sino en aportar al cuerpo los electrolitos perdidos por la intensidad del esfuerzo, sobre todo por la sudoración. Hoy os presentamos dos productos desarrollados por la marca de referencia 226ERS para que el cuerpo reponga adecuadamente las sales minerales perdidas. No sólo está en juego una competición, sino la vida misma.