“Mi llegada a este país fue muy complicada porque supuso un cambio muy grande en mi vida y en la de mi familia. Tuve que dejarlo todo, a mis abuelos, a amigos… Y tengo que decir que yo he tenido suerte porque pude venir con mis padres y mis hermanos. Otros vienen solos. Te encuentras con una cultura totalmente diferente, un idioma en el que no sabía decir ni “hola”… La escuela tampoco fue fácil, porque algunos niños a esas edades son crueles por verte diferente. No saben cómo actuar y hacen daño. He pasado de todo y he sentido rechazo de mis compañeros por ser marroquí. Poco a poco, me fui adaptando, aprendí el idioma bastante rápido y eso ayudó mucho. Me refugié en los estudios. Tenía facilidad, sobre todo en matemáticas ya que al final los números son iguales en cualquier idioma. Además, mi profesor Don Isidoro hablaba francés y eso me ayudaba. Los estudios fueron un lugar al que acudir y donde destacaba. Vengo de una familia muy humilde, con las dificultades que pueden tener muchas otras con pocos recursos. Ha sido duro, pero también te quiero decir que soy afortunada, porque vivir en España me ha abierto muchas puertas. Si me hubiera quedado en Marruecos, seguramente no habría llegado a tener estudios universitarios. Aquí todo el mundo puede estudiar; en Marruecos, sólo la gente con mucho dinero”.
Por las mañanas iba al colegio; por las tardes cuidaba de sus cinco hermanos mientras su madre trabajaba limpiando escuelas. Ikram llegó a España con sólo 11 años para iniciar una nueva vida. No es fácil en un país con una cultura diferente cuando no sabes decir ni una sola palabra y sientes rechazo en tus compañeros de colegio por el simple hecho de ser marroquí. Seguro que esta circunstancia forjó el carácter de una corredora que este año se ha proclamado subcampeona de España y ha conseguido un tercer puesto en la prueba inaugural de las Skyrunner World Series. En breve, estará representando a la selección española en el mundial de Innsbruck. Hablamos con la corredora de Millet sobre estas y otras cuestiones.