“Para mucha gente puede no tener sentido tener el deseo de correr por las montañas. Incluso podrían pensar que estoy arriesgando mi vida de forma temeraria. Tenga sentido o no, todo el mundo tiene sus propios deseos y sueños y, por muy locos que parezcan, debemos aprovechar al máximo nuestra vida y arriesgar algo para realizar esos sueños”.
El Cervino es su montaña, y la montaña es su vida. Andreas Steindl ha admirado el legendario pico cada día desde que era un niño en su pueblo de Zermatt. El idilio entre el deportista y la pirámide de roca es inevitable. Todo comenzó en 2003, cuando, con 14 años, alcanzó la cumbre por primera vez con sus padres. Quince años después, la aventura dio un giro especial logrando subir y bajar a la cima desde la plaza del pueblo en poco menos de 4 horas.
Este vídeo muestra la impresionante proeza llevada a cabo por el atleta suizo en un entorno único. Y, aunque reconoce que esta aproximación a la montaña está sujeta a críticas, está convencido de que el futuro del alpinismo va en esta línea pues, según él, todas las rutas lógicas han sido ya escaladas y las generaciones más jóvenes han de recurrir a ascensos rápidos o al encadenamiento de varias cumbres para evolucionar el deporte.