“Kilian era un bebé inquieto. Siempre me pedía comer, insaciable. Quizás era una primera manifestación de lo que ha sido luego su vida. Comenzó a andar muy temprano, con sólo 10 meses. Me seguía a todas partes. Vivíamos en el refugio Cap De Rec, a casi 2.000 metros de altitud. No se cansaba nunca. Salíamos a la montaña y yo llevaba a su hermana Naila, 18 meses menor, en la mochila, mientras él caminaba junto a nosotras. Desde bien pequeños, siempre les hacía llevar su propia mochila con sus cosas. Era una forma de enseñarles que cada uno tenía que hacerse cargo de lo suyo. Recuerdo la primera caminata importante que hizo, de unas cinco horas. La hacían en el pueblo vecino de Bagà, de donde ahora sale Ultra Pirineu”.
“A los 12 años, termina la escuela primaria. Ese fue un momento clave y muy duro para él, porque pasó de una vida en la que todo era bonito en una escuela muy familiar a, de golpe, ir a un instituto enorme, con muchos chavales con inquietudes totalmente diferentes a las suyas. Su manera de afrontar este cambio, en una vida en la que no encajaba, fue con el deporte, yendo a la montaña. Iba solo pues no tenía amigos que le siguieran en esto. Y hacía barbaridades. En aquella época, yo lo pasé mal, pues salía del instituto y se iba a la montaña a hacer muchas locuras y kilómetros Era su forma de encontrar su sitio en el mundo. En aquella época no había móviles. Llegaba a casa incluso de noche y para mí no fue nada fácil. Entonces, tuvimos la suerte de conocer el Centro de Tecnificación de Esquí de Montaña de Cataluña. Fue un momento clave de su adolescencia para encontrar su lugar en el mundo”.
Para nosotros, ha sido todo un honor y un reto mantener esta charla con Núria Burgada. Son muchos los aspectos sobre los que hablar con la madre de quien es desde hace mucho tiempo uno de los mayores referentes en el mundo de la montaña. Por eso, quisimos centrarla en los primeros años de vida de Kilian Jornet, que transcurrieron en un refugio a casi 2.000 metros de altitud, en los que se formó su carácter, su mentalidad y su enfoque hacia la montaña, no sólo desde un punto de vista atlético, sino también humano, pero sin olvidar otros aspectos más actuales, tanto de él como de Núria en la relación con su hijo. Estamos realmente contentos con el resultado de esta charla. Nadie conoce mejor a un hijo que su madre. Gracias, Núria.