Hay lugares mágicos en el mundo. Algunos nos están esperando con impaciencia. Tanta que en ocasiones no pueden esperar a que los visitemos físicamente. El relato de lo que ocurrió aquel día comienza aquí. No sigue una línea temporal pues no podría decir en qué orden se produjeron los siguientes acontecimientos. De lo que sí estoy seguro es de que todo fue mágico, como el lugar en el que comenzábamos a dar nuestros primeros pasos.
Creo que fue alrededor de las 11:00 de la mañana cuando alcanzamos el Pico de la Bandera, en la parte más alta del macizo de Tamadaba. El GPS marcaba una altitud superior a los 1.400 metros. Mi mirada iba del mar de nubes que teníamos frente a nosotros al denso bosque de pino canario, húmedo por la influencia de los vientos alisios. Las vistas eran sobrecogedoras; la belleza del entorno descomunal. Entonces lo vi. Un pequeño…