La Guardia Civil cuenta con el Servicio Aéreo (SAER) y los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) que, apoyados por el 061, forman uno de los modelos de rescate más avanzados de Europa.
“Pasó de ser un rescate sencillo a tener que subir a lo alto de la montaña, lejos del abrigo de los árboles, con viento y un frío terrible… En ningún momento pensamos que una persona podría aguantar tanto tiempo bajo esas condiciones… Cuando lo encontramos, estaba semicubierto hasta la cintura por la nieve venteada…”.
Un montañero sufre un accidente en la Vía Ferrata de Boltaña, dañándose la rodilla. Queda colgado en la pared, con fuertes dolores, a la espera de ayuda. El rescate es difícil por la complejidad del lugar, ya que el herido debe ser atendido por la médica in situ. La extracción solo puede realizarse con un ciclo de grúa de helicóptero, con los riesgos que siempre conlleva esta maniobra. Por otro lado, un montañero recorre Peñalara con sus amigos en pleno invierno. Cae la noche y la nieve comienza a helarse. Al dar un paso, Pablo Vivo se resbala y cae cientos de metros por una ladera de hielo, sin poder frenar. Se trata de un gravísimo accidente que le deja en una situación de riesgo extremo: solo, sobre un gélido suelo y en una pendiente muy inclinada. Una llamada a sus compañeros antes de quedarse sin batería, puede ser su última esperanza.