Al abandonar el instituto, a la edad de 18 años, Timothy entró en una espiral muy destructiva con adicciones al alcohol y a las drogas que le llevaron a pasar una época entre rejas. No fue mucho tiempo. De hecho, al salir de la cárcel siguió castigando su cuerpo sin señales de querer abandonar este oscuro mundo. Desconozco cuál fue el punto de inflexión que le llevó a convertirse en uno de los mejores atletas de larga distancia del mundo. Lo que sí se conoce es que un día comenzó a correr como forma de renacer. “Correr fue mi salvavidas. Primero corrí para desintoxicarme, luego para olvidar, y por último para encontrar la paz”. 

Timothy no sabía en esos momentos dónde llegaría. No imaginaba que años más tarde conseguiría vencer por dos veces en una de las carreras de 100 millas más emblemáticas del mundo del trail running, la Western States 100. Tampoco que se convertiría en un icono de la superación a través del deporte que hizo que llamaran a sus puertas las principales marcas del outdoor -hoy en día, Timothy pertenece al Adidas Team-. O que emplearía 51 días, 16 horas y 55 minutos corriendo para establecer el récord del Pacific Crest Trail. Y esto que voy a decir es una suposición del que escribe: quizás sin una vida tan complicada, que le exigió una gran fortaleza mental y física para ser capaz de superarla, hoy no estaría escribiendo este artículo con motivo de este proyecto entre México y Canadá que todos tendremos la oportunidad de ver en el marco del European Outdoor Film Tour 2022.