“La tolerancia a la frustración es algo que tenemos muy trabajado los alpinistas. Ha habido expediciones en las que apenas he tenido oportunidades buenas de aclimatar correctamente, y otras en las que lo has hecho muy bien y estás esperando una ventana de buen tiempo para hacer el intento definitivo que no llega. Te vas a casa sin que se haya producido. Hay momentos de frustración, pero tienes que convivir con ellos. No queda otra. Es parte del juego y hay que salir de casa sabiendo que eso puede pasar. En algunas expediciones hemos tenido experiencias muy buenas, como en la vertiente norte del Gasherbrum II, por China, y luego no llegamos a hacer un intento óptimo. Ahora miro atrás y veo que fue una bonita aventura. Ese tipo de viajes los valoras con el tiempo”.
La cordada formada por Mikel Zabalza, Juan Vallejo y Alberto Iñurrategi hacía frente en 2012 a los metros finales del Nuptse en su intento de alcanzar la cumbre por su exigente y comprometida cara sur en estilo alpino, sin porteadores ni cuerdas fijas ni oxígeno suplementario. La progresión se realiza por terreno mixto de hielo, roca y nieve, y una caída no está permitida por las grandes pendientes y su exposición. El día parece soleado, pero el fuerte viento y el cansancio tanto físico como mental llaman a la prudencia que les invita a abandonar a unos 160 metros de la cima. La victoria estuvo en saber verlo, en la experiencia de saber abrazar la renuncia a pesar de la cercanía de la cima.