BRU BUSOM. Elogio de la incertidumbre

BRU BUSOM. Elogio de la incertidumbre

 

 

El nombre de Bru Busom siempre está asociado al de sus compañeros de cordada. Marc Toralles, Roger Cararach o Martín Elias son compañeros habituales de sus actividades. Y esto es así porque Bru concibe el alpinismo como un espacio donde la incertidumbre y la aventura están muy presentes y prefiere vivirla en un ambiente de compañerismo y amistad. Con grandísimas vías a sus espaldas, como la norte del Eiger, la Slovak Direct o el Corredor de los Japoneses a las Grandes Jorasses, Bru cuenta con una gran experiencia que le ayuda a desarrollar su trabajo como guía de montaña. Hablamos con Bru de la forma de entender la actividad, de cómo sobrellevar esos momentos de miedo antes de que se conviertan en pánico, y de hacia dónde le llevan sus pasos.

 

Texto: Por Kissthemountain

 

Kissthemountain: Hola, Bru. ¿Cómo estás? A punto de salir para Marruecos, ¿no?

Bru: Sí, me voy a Taghia durante una semana. No he estado nunca, así que estoy con muchas ganas.

K: ¿Vas de trabajo a alguna actividad?

B: No, voy a escalar con los chicos de la FEEC, pero por mi cuenta. Me ayudará a rodar porque todavía no estoy escalando mucho por la lesión que sufrí hace poco. Como habrá gente que no apretará demasiado, podré hacer vías fáciles y volumen. Me invitaron a ir y me cuadraba en fechas. Así que, si puedo echarles una mano, allí estaré para lo que haga falta, para sumar y escalar tanto como pueda buscando la forma.

K: Creo que te fastidiaste el hombro…

B: Sí, estaba trabajando y se me salió. Fue a finales de junio y todavía me queda por recuperar.

K: Ha pasado ya algún tiempo desde la última vez que hablamos. En aquella ocasión, Marc [Toralles] y tú acababais de volver del Denali de haceros con la Slovak Direct. Desde entonces, han pasado muchas cosas -o no tantas como nos gustaría- por culpa de la pandemia. ¿Cómo está ahora la actividad? ¿Se ha vuelto ya a la total normalidad?

B: Sí, creo que desde este verano se ha notado que ya podíamos hacer las actividades que nos gustan, pero tanto Marc como yo, por lesiones, nos hemos visto frenados. Como todo, es otro proceso del que aprender para hacernos más fuertes cuando podamos estar de nuevo a tope.

K: Bru, el objetivo de esta charla no es hablar de alguna actividad en concreto, aunque seguro que saldrán, sino entender parte de tu filosofía de la escalada o el alpinismo. Tu nombre siempre está asociado al de tus compañeros de cordada: Marc Toralles, Oriol Baró, Roger Cararach, Martín Elías… Si buscas en Google tu nombre, aparece siempre ligado al de alguno de ellos. Entiendo que tu forma de entender este mundo es a través de la cordada. De hecho, el nombre de la vía abierta creo que el invierno pasado junto a Martín Elías y Marc Toralles, Le Grand Charme, parece que hace mención a esta excelente relación. Cuéntanos qué debe tener una expedición para que sea perfecta para ti.

B: Al final, se trata de disfrutar de la gente con la que compartes esto. Si no me siento a gusto, prefiero no estar. Me importa sobre todo esto: poder reírme y vivir experiencias especiales por encima de ir con alguien con quien no quiero. Eso para mí es mi primera exigencia cuando voy a la montaña. Todos buscamos también que la montaña nos motive. Me gusta escalar difícil, pero siempre con un ambiente agradable.

K: La cumbre para ti, me da la sensación de que más que el fin es el medio. Si estás de actividad con alguno de los compañeros que te he nombrado y en algún momento dado alguno de ellos tiene que darse la vuelta por cualquier motivo, intuyo que tú también lo harías, que para ti el objetivo final de esa actividad no es hacer la cima sino disfrutar del proceso. ¿Me equivoco?

B: Soy exigente y me gusta hacer cumbre y darlo todo para subir, muchas veces apurando más de la cuenta para lograrlo. Pero, más que nada, es la complejidad de las vías la que manda. En muchas ocasiones, solo no podrías tirar hacia arriba. La vía te exige un compañero. Si la cordada está al 100%, puedes apurar todo cuanto sea necesario, pero si el compañero ha tenido que aflojar por cualquier motivo, no hay más remedio que tirar todos para abajo. Y si hay un ambiente agradable, no es un esfuerzo hacerlo porque sabes que te podría haber pasado a ti. No hay ningún problema. Lo entiendo como una responsabilidad de todos. Es por compañerismo, pero también por la seguridad de uno mismo. Son rutas que te exigen llegar a la cumbre con tu compañero porque lo quieres y porque no hay otra manera. 

 

 

 

K: Quería hacerte esta pregunta más al final, pero creo que encaja con esto. Con la plataforma de contenidos que creamos hace unos meses, encontramos en muchas ocasiones difícil si emplazar un vídeo en la categoría de alpinismo o de escalada. Dejando al margen la deportiva, ¿cómo consideras la actividad que realizas? ¿Es escalada o alpinismo?

B: La actividad que nosotros hacemos exige la cordada. El llevarte bien y tener amistad hará que puedas subir. Si no se consigue este vínculo, la vía te va a costar mucho puesto que pasas momentos muy duros en los que necesitas al compañero. Y esta relación actúa a favor de nuestra ambición que es muy grande. En Himalaya, en muchas de las rutas convencionales, puede darse la oportunidad de subir uno solo sin la necesidad del otro compañero. Respecto a la diferencia entre alpinismo y la escalada, las actividades que nosotros hacemos, para mí, las encuadro más en alpinismo. Puedes hacer alpinismo en Montserrat escalando en roca o incluso andando, dependiendo de dónde vayas. Entiendo el alpinismo como un lugar de aventura en donde hay incertidumbre, en donde las cosas están abiertas y te exigen adaptarte a cada momento porque el día evoluciona y las cosas cambian. El escenario parece el mismo, pero en 10 minutos te puede cambiar todo. Cada vez hay más información y muchos sólo van a buscar la dificultad del movimiento, más que la aventura en sí. Si se pierde ese punto de aventura, y se busca sólo el grado, lo asocio más a la escalada. Esta incertidumbre puede darse en Montserrat mismo. Hay vías muy antiguas de no mucho grado, pero de seguros muy viejos que no sabes si van a aguantar. Aquí entra más la aventura y la incertidumbre que te exige adaptarte en cada momento. No sabes realmente cómo va a ser el siguiente largo. 

K: Hacer un ochomil no tan complicado por una ruta accesible puede ser al final más una cuestión de resistencia y de adaptación a la altitud. Lo que hacéis vosotros es un alpinismo más técnico, de incertidumbre. Jugáis a una dificultad superior. ¿Es así?

B: Hay muchas rutas normales de los ochomiles que se podrían considerar alpinismo, en el sentido del que te estoy hablando, sin toda la infraestructura que hay detrás, porque al final, toda la organización y dinero que subyacen en estas actividades hacen que la incertidumbre o la aventura misma desaparezca. 

 

 

 

El primer sherpa que sube cada año seguro que está haciendo una actividad muy diferente que la que hacen el resto que van detrás con la huella abierta. Para mí, eso no es una aventura como tal porque ya hay alguien que ha pasado por delante. Esto puede ocurrir también en Alpes. La Walker, por ejemplo, hace mucho tiempo que se ha abierto, pero el primero que sube no conoce si va a encontrar mucha nieve ni las condiciones de ésta. Tiene mucha incertidumbre, pero a la que han pasado cuatro y lo han colgado en internet, se pierde ese componente y no se me hace tan diferente a hacer un ochomil en las condiciones que te he dicho. Lo que te vas a encontrar está muy claro, no hay misterio y prácticamente sólo tienes que ir. Lo que me gusta y valoro cuando llego a casa es haberlo conseguido sin haber sabido nada con anterioridad. Recuerdo cuando hice con Roger y Marc la norte del Eiger.  Los récords se hacen en dos horas y para nosotros fueron tres días, con dos vivacs. Había un anticiclón muy bueno, pero también unos 50 centímetros de nieve polvo en toda la pared que dificultaban mucho equiparla y progresar. Me gustó mucho esa ascensión porque no la estaba haciendo nadie. Teníamos la certeza de que el tiempo sería bueno, pero no sabíamos cómo estaría la montaña. Nos pusimos y terminamos haciéndola igual que podría haber sido lo contrario. Fue una aventura bastante intensa. Disfrutamos mucho. Vi un poco la similitud, a mucha distancia por el material y la ropa actual, con la primera gente que iba. La méteo podía cambiarles en cualquier momento. Nosotros sí sabíamos que el tiempo iba a ser bueno, pero no cómo nos encontraríamos la montaña. Definitivamente, no saber que te vas a encontrar tiene más valor que la vía en sí.

K: Dos preguntas en una. ¿De qué actividades te sientes más orgulloso? Ya me estás hablando de ésta del Eiger que supongo que será una de ellas. Otra probablemente será la Slovak Direct. Y aquí va la otra pregunta: ¿qué ha supuesto para ti esta última vía?

B: La Slovak Direct ha sido una de las grandes ascensiones que he hecho y de la que me siento muy orgulloso. Me lo pasé tan bien que al final no es algo que me haga quedarme con el triunfo, sino con la vivencia. Me gustaría volver a estar allí cualquier día de mi vida. Sirve como de motor para volver a hacer actividades y encontrar las sensaciones que tuvimos. Es una de las vías que más me han dado, pero hay más. Cuando hice el Cerro Torre con Marc fue también algo especial. Igual la dificultad no es la misma, pero en aquel momento íbamos con mucha menos experiencia. Fue una de las primeras grandes vías que hicimos, y ya mostraba algo muy propio de nuestra forma de entender la actividad: darlo todo hasta llegar a la cumbre. Aprendimos un montón.

K: Me ha gustado eso que me has dicho de que el valor que le das a la Slovak Direct es más del momento que viviste allí que el de la propia dificultad y dureza de la vía. Háblame de vías con más dificultad.

B: La dificultad es un tema complejo. Las vías de Kandersteg son más difíciles pero el entorno es más controlado. Rapelas y te vas para abajo. En alpinismo puro, igual te diría que el Corredor de los Japoneses a las Grandes Jorasses es de las actividades más difíciles que he hecho. O mejor aún, la Jirishanca, en Huayhuash. Fueron tres días muy duros con mal tiempo. Recuerdo que coincidimos con Steve House. Él bajaba y nosotros estuvimos dos días más yendo hacia arriba. No cambió el tiempo y tuvimos que bajar con mucho viento y nieve. Nos exigió mucho. Fue muy dura. 

 

 

K: Hace un tiempo, hablando con los Pou, Eneko me decía que en la montaña no está permitido el bloqueo por el miedo pues este puede llevarte a una consecuencia fatal. Los Pou también, hace unos días en Rodellar, al profundizar en esta pregunta, me hablaban de la experiencia como la mayor herramienta para el control mental ante situaciones realmente graves y peligrosas. Me gustaría que reflexionaras sobre esta cuestión. Cuando notas que el miedo va apoderándose de ti, ¿qué haces para controlarlo?

B: Yo sí que tengo miedo. Es algo que se entiende como malo cuando es realmente bueno. El miedo es una defensa que te hace estar alerta y con los sentidos focalizados. No me gusta negarlo porque al final forma parte de lo que estás sintiendo en ese momento. Lo malo es cuando ese miedo se convierte en pánico y te hace salirte de la propia actividad. Entrar en pánico es algo que no puedes permitirte. Mi estrategia para no entrar en él es pensar que la escalada es una actividad lenta. No es rápida como la de un freerider que se tira y en 10 segundos está abajo. Él no tiene margen de maniobra; nosotros sí. Si se le va un esquí, está fuera. Nosotros tenemos tiempo. Podemos respirar, mirar bien y ejecutar a la perfección cada movimiento. Son momentos para estar tranquilo y ser capaz de pensar, mirar y valorar los peligros objetivos. Se tiene que ser efectivo, pero a la vez está el punto de que, si está subiendo la adrenalina, hay que calmar el cuerpo y continuar con tranquilidad. Esa es la única manera. 

K: Me gusta esa diferencia que has hecho entre miedo y pánico y esa forma de superarlo con paciencia y tiempo.

B: Hay momentos en los que está cambiando el tiempo y sabes que todo puede ocurrir muy rápido. Se sufre mucha tensión porque hay prisa. Pasa mucho a última hora del día cuando cae la noche. Toda la jornada has ido a un ritmo, y en cuanto ves que se acaba el día, tratas de correr más. Esos momentos son los más peligrosos ya que de alguna manera estás entrando en pánico, porque miedo ya tenías. Es una presión muy fuerte. Cuando esto ocurre, hay que poner tranquilidad y obligarte a continuar normal, porque de lo contrario vas a hacer las cosas mal e incluso puede que emplees más tiempo. Si ha empezado una tormenta, simplemente hay que esperar. Es lo que hay.

K: ¿Se puede vivir de la actividad que tú realizas?

B: No es mi caso con la actividad. Quizás en otros países sí se podría, pero en España es más complicado. No existe una tradición tan arraigada como en otros sitios. Igual las marcas podrían sacar partido de gente profesional de aquí, pero no es así. Otra cosa es con mi trabajo de guía de montaña. El guiaje sí que me da para vivir. Ser alpinista y haber visto mundo me dan la posibilidad de hacer mi trabajo de una forma muy correcta y efectiva. La experiencia te enseña a gestionar ciertos momentos de una mejor forma que si no la tuvieras. Si eres guía de alta montaña y puedes trabajar en Alpes, sí que se puede vivir, pero tienes que estar en el extranjero. En casa es más complicado.

 

 

 

K: ¿Cómo es tu relación con Julbo y Esportiva Aksa?

B: La relación es muy buena. Me dan el material que necesito que me ayuda mucho. Estoy muy contento porque el producto es muy bueno, con una gran variedad de modelos para distintas circunstancias. Esto se agradece mucho. Al final, si el material se adapta a tus necesidades y es de gran calidad, como es el caso, es una gran ayuda.

K: ¿Hacia dónde van tus pasos? Si pudieses verte por una mirilla dentro de 10 años, ¿qué te gustaría estar viendo?  ¿Te atrae el himalayismo? ¿La actividad en solitario?

B: Me cuesta ver el futuro porque me gusta vivir el día a día. Pero sí que tengo proyectos a corto, a medio y a largo plazo. Tengo ganas de ir a Himalaya, más que para buscar rutas en mucha altitud, que también quiero probar por ver sus efectos en mi cuerpo, para hacer vías de dificultad. Si algún día puedo combinar altitud y dificultad, será importante. Me motiva. Tarde o temprano quiero probarlo. También me veo explorando más los Andes y llegando a sitios en los que no he estado. Tengo ganas de ver lo que viene. Ahora me motivan unas cosas y quizás más adelante sean otras, pero siempre disfrutando del momento.

K: ¿Y en solitario?

B: He hecho algo. Me gusta. No sé si en grandes montañas, pero sí que me veo. Hice el Alpamayo en solitario y lo disfruté mucho. Seguramente haré actividad en este estilo, pero hay que encontrar el momento. SI puedo disfrutar con un compañero, lo paso mejor. Pero explorarte a ti mismo es algo que me atrae.

K: Muchas gracias, Bru.

 

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