EDU MARÍN. Eternal Flame

EDU MARÍN. Eternal Flame

 

Edu Marín, formando cordada con su padre de 70 años, Novato, y su hermano, Alex, acaba de conseguir la primera repetición de la que es probablemente la más icónica y famosa big wall en altitud: Eternal Flame, en la Torre Sin Nombre, en Pakistán, a más de 6.000 metros. Esta vía fue abierta en 1989 por Wolfgang Güllich, Kurt Albert, Christof Stiegler y Milan Sykora, y hasta ahora, sólo contaba con una ascensión en libre por parte de los hermanos Huber en 2009. Edu, en este caso, ha realizado todos los largos de primero. Hablamos con el escalador de PETZL sobre la gestión de la altitud y la soledad a la que se enfrentó durante más de 10 días sobre una repisa en la Snow Ledge y en Sun Terrace, sobre las emociones del logro de un sueño en familia y sobre su futuro que en estos momentos le lleva a seguir empujando en la escalada de dificultad en altitud.

 

Texto por Kissthemountain. 

Kissthemountain: Hola, Edu. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te va la vida?

Edu: Todo muy bien. Aquí me pillas en casa, de vacaciones, pero trabajando un poquito. No me puedo quejar.

K: ¿Te va bien que hablemos ahora? Me ha parecido oír que te sonaba el móvil.

E: Sí, tranquilo. Estaba en una reunión, pero esperando a que me llamases. 

K: La última vez que te vi fue hace tres o cuatro años cuando acompañé a la gente de Temps d’aventura que grababa algo contigo para uno de sus programas.

E: Sí, me acuerdo.

K: Imagino que estarás ahora de descanso después de tu gran proyecto, Eternal Flame, en Pakistán, ¿no?

E: Sí, he estado un par de semanas de reposo. Hará unos días que he empezado a entrenar y escalar un poco, pero hasta septiembre, todo será muy tranquilo.

K: Quería que hablásemos sobre todo de Eternal Flame. Muchas felicidades. Sois la segunda cordada en hacerla, pero en este caso, tú has hecho todos los largos de primero. [Edu acaba de realizar esta actividad haciendo cordada con su padre, Novato, y su hermano, Alex].

E: Muy contento, Juanmi. Ha sido un proyecto increíble. Estoy muy feliz.

K: Me gustaría que tocásemos muchos temas, pero lo primero que quería saber es por qué surge hacer esta actividad. Sé que estuviste el año pasado ya allí, en la Torre Sin Nombre. Imagino que tendrá mucho que ver el hecho de que es una vía histórica, una de las grandes obras maestras del big wall, pero en altitud, abierta en 1989 por Wolfgang Güllich, Kurt Albert, Christof Stiegler y Milan Sykora, escalada por primera vez en libre por Thomas y Alex Huber, y con intentos de gente muy emblemática como los hermanos Pou o la cordada formada por Denis Burdet, Nicolas Zambretti y Toni Arbonés.

E: Ya conoces mi trayectoria, Juanmi. Deportiva, vías largas, competición… Después de todo este recorrido, estos últimos años me he dedicado más a la escalada de aventura, al multi-pitch, con una filosofía enfocada a coger experiencia. Estuve varios años haciendo las vías más complicadas de Europa, como Panaroma, Orbayu… Después de todo ese aprendizaje, abrí mi propio multi-pitch que fue Valhalla, como evolución natural. La idea sigue siendo la misma, seguir el mismo camino: formarme en los big walls de altitud para luego intentar abrir algo más duro y personal. En este ámbito, en la escalada de altitud, hay mucho por hacer. Eternal Flame es el big wall en altitud más famoso del mundo, pero pienso que se pueden encontrar líneas un poco más difíciles para intentar empujar aún más. Eso es lo que me motiva ahora mismo. Obviamente, empecé con este proyecto por lo que me comentabas de su historia. Alex Huber ya me dijo que, para él, era uno de los big walls más estéticos del mundo. He tenido muy pocas inspiraciones o referentes en el mundo de la escalada, y Wolfgang Güllich lo ha sido y sigue siéndolo por todo lo que aportó a la comunidad y por su filosofía. Todo eso unido hace que Eternal Flame sea lo que es. Además, es realmente completa. No podemos olvidar que es actividad alpina en la que hay que caminar mucho hasta el campo base, con altas dosis de logística. Supone escalar en hielo, con dificultades de hasta 8a, con largos de mixto para llegar a cima. Lo tiene todo.

K: ¿Cómo afecta la altitud? Imagino que se notará muchísimo. No es lo mismo hacer Orbayu, que puede que técnicamente sea más complicada, que escalar a 6.000 metros.

E: La altitud es un factor muy complejo, sobre todo cuando además se junta con una meteorología que puede ser muy complicada. Frío, viento, lluvia, nieve… Siempre digo que escalar un 8a a 6.000 metros, para nada es un 8a en condiciones más normales. Primero tienes que llegar a la vía, que implica semanas de mucho trabajo. Estás ya muy desgastado arriba. También hay que tener en cuenta que, seguramente, de tres semanas de buen tiempo, el sol sale sólo una. Todo se complica mucho.

K: Está claro que la meteorología ha sido muy difícil. Ahora hablaremos de los 10 días que estuviste en una repisa esperando esa ventana que parecía no llegar… Pero, quería saber cómo afecta a tu organismo la altitud en este tipo de vías.

E: Como te decía, la altitud es algo muy complicado. Cada persona aclimata de una forma diferente. Podría decirse que es prácticamente una lotería. Da igual que seas atleta de élite o una persona que prácticamente no hace deporte. Quizás este segundo pueda aclimatar mejor. Lo que te quiero decir es que hasta que has estado ahí y te has puesto a prueba, no sabes cómo aclimatas. Encadenar dificultades de hasta 8a a 6.000 metros exige tener una buena capacidad de aclimatación a la altura. Se nota mucho la falta de oxígeno. Te obliga a escalar muy tranquilo, controlando mucho los nervios y la respiración. Es un proceso muy interesante, sobre todo si no lo has practicado. En mi caso, aclimato bastante bien. Tengo esa gran suerte. Además, si te pones muy nervioso, porque estás a punto de caerte y el cansancio es extremo, puedes tener momentos de crisis de falta de oxígeno de verdad, que pueden derivar en una situación muy peligrosa. En esos momentos, te tienes que centrar y calmar. Si te caes, no pasa absolutamente nada. 

 

K: ¿Pasas miedo?

E: ¿Miedo? En ciertos momentos todos lo sentimos, pero cuando llevas tantos años escalando, es difícil cruzar un límite paralizante. Más que miedo son situaciones de alerta, de tensión… El miedo es algo productivo. Nos advierte de algo y de alguna manera nos puede sacar de ese riesgo. En este proyecto, miedo no he tenido. Sí temor y mucha presión. El hecho de que hayan estado conmigo mi hermano y mi padre hacía que la autoexigencia fuera aún mayor. Eran responsabilidad mía. 

K: Me gustaría centrarme en los 10 u 11 días que pasas solo en la Snow Ledge, pero antes quería que nos contases la cronología de toda esta expedición. Sé que llegas a Skardu, luego varios días de porteos hacia Sun Terrace… Pero, cuéntamelo tú, Edu.

E: La expedición es muy compleja. Simplemente para llegar a Islamabad ya tienes que coger varios vuelos. De aquí, tienes que ir a Skardu, que es la ciudad más cercana a la cordillera. Para acceder a este punto, puedes ir en coche por la Karakoram Highway, que son dos días de bastante peligro, o coger un vuelo interno, que es perfecto, pero en este caso, al sobrevolar el Nanga Parbat, el avión muchas veces no vuela. Cuando llegas a Skardu, hay otro viaje en coche hasta llegar a Askole, desde donde empiezas a caminar. Tienes aproximadamente dos días de trekking, de unos 30-40 kilómetros por jornada, hasta llegar al campo base de Trango Towers. Desde aquí, caminamos aproximadamente otro día hasta alcanzar el campo base avanzado. Y luego toca subir otros 500-600 metros de desnivel hasta la base de la pared. Aquí toca mucho trabajo de logística. Piensa que desde el campo base a la base de la pared hay unos 1.100 metros de desnivel que tienes que hacer por una galería muy peligrosa por donde caen continuamente seracs y piedras. A partir de ahí, ya comienza la vía eslovena que aunque la mayoría no la tienen en cuenta como parte de Eternal Flame, yo pienso que sí que lo es. Si no la escalas, no puedes acceder a Eternal Flame. ¡No hay ascensor para subir! Considero que esos 600 metros son parte de Eternal Flame.

“Encadenar dificultades de hasta 8a a 6.000 metros exige tener una buena capacidad de aclimatación a la altura. Se nota mucho la falta de oxígeno. Te obliga a escalar muy tranquilo, controlando mucho los nervios y la respiración. En mi caso, aclimato bastante bien. Tengo esa gran suerte. Además, si te pones muy nervioso, porque estás a punto de caerte y el cansancio es extremo, puedes tener momentos de crisis de falta de oxígeno de verdad, que pueden derivar en una situación muy peligrosa. En esos momentos, te tienes que centrar y calmar. Si te caes, no pasa absolutamente nada”.

 

K: Y una vez que llegas a la base de la pared, toca, con tu padre y tu hermano, subir hasta que llegas a la Snow Ledge, donde ellos descienden de nuevo mientras que tú decides quedarte porque quieres hacerla sin bajarte de la pared. ¿Es así?

E: Aquí me gustaría especificar que no pasé todos los días en la Snow Ledge, sino que bajé a Sun Terrace. La Snow Ledge está a unos 6.000 metros de altitud, e hice la permanencia en pared a 5.700. Mi meteorólogo me dijo que venía una tormenta seria de nieve. Fueron prácticamente siete días nevando con vientos muy fuertes. A 6.000 estaba realmente muy expuesto. 

K: Ahí te quedas solo…

E: Sí, prácticamente 10 días.

K: ¿Estás colgado?

E: Había una pequeña repisa donde no hacía falta. Este año hemos puesto un par de tiendas de campaña que cabían en la repisa. Con una línea de vida no era necesario colgarse. Teníamos dos bases en la pared, en Sun Terrace y en Snow Ledge.

K: Imagino que en la repisa no podías andar.

E: No, que va.

K: ¿Cómo pasas los días allí?

E: Es todo muy complicado. Estás un par de semanas haciendo una actividad muy dura y, de repente, te tienes que quedar en una tienda sin salir durante días sobre una repisa. El contraste es muy bestia. A nivel psicológico, muy duro. Son muchas horas solo, con mucho frío y viento. Fue un proceso complejo. Sí es verdad que tenía mucha motivación y energía que trataba de canalizar hacia el positivismo. Daba muchas vueltas a la cabeza y sabía que era muy difícil que me bajara. Tenía bastante claro que no me iba a ir de Pakistán sin hacerlo. Había estado todo el año preparándome. Cada día del año anterior visualizaba el estar ahí y sentía que tenía la oportunidad de conseguir ese sueño. No iba a abandonar. Me daba mucha fuerza pensar que más abajo se encontraba mi familia luchando a muerte. Pensaba que mi padre con 70 años estaba ahí conmigo. Eso me daba una fuerza increíble para no pensar en bajarme. Todo tenía que seguir lo previsto.

K: El tiempo es muy complicado durante esos días, ¿no?

E: A 5.700 metros estás muy expuesto. Las tiendas se llenaban hasta arriba de nieve. Tenía que coger la pala para que no se rompieran. El viento por las noches era tremendo. En muchas de ellas, dormía atado porque pensaba que podía salir volando. Pasan los días y no puedes dormir bien, el frío hace mella, la altitud cierra el estómago y te crea náuseas. Te vas debilitando. No comes, no bebes y no duermes bien. Pasar 10 días solo allí fue peligroso. Mi preparador físico y médico me dijeron que podía quedarme muy débil para seguir el proyecto y escalar a un nivel muy exigente. Piensa que me quedaba un 7b, un 7c, un 8a… Físicamente, me podía afectar. Pero yo sabía que aclimataba bien y que seguía las pautas correctamente, bebiendo cada tres horas e ingiriendo las calorías necesarias, la glucosa requerida… Era consciente de que físicamente estaba muy fuerte por la preparación de todo el año. Todo ha salido bien, Juanmi.

“Estás un par de semanas haciendo una actividad muy dura y, de repente, te tienes que quedar en una tienda sin salir durante días sobre una repisa. El contraste es muy bestia. A nivel psicológico, muy duro. A 5.700 metros estás muy expuesto. Las tiendas se llenaban hasta arriba de nieve. Tenía que coger la pala para que no se rompieran. El viento por las noches era tremendo. En muchas de ellas, dormía atado porque pensaba que podía salir volando. Pasan los días y no puedes dormir bien, el frío hace mella, la altitud cierra el estómago y te crea náuseas. Te vas debilitando. No comes, no bebes y no duermes bien”.

 

K: ¿Cómo pasas las horas?

E: Me leí cinco libros. También tenía una multipresas con la que iba ejercitándome un poco cuando dejaba de nevar y salía el sol un rato. Mantenía la fuerza de dedos porque sabía lo que me esperaba. Hacía un poco de físico. Intentaba mantenerme.

K: ¿Tenías una rutina preestablecida? No sé… De tal a tal hora leer, luego comer, más tarde dormir… Imagino que es fundamental. Son 24 horas y el tiempo pasa muy lento cuando no hay prácticamente nada que hacer. 

E: Sí, tenía una pequeña rutina, sobre todo con las horas de dormir. Tenía claro que si dormía tres horas al mediodía, luego a la noche me costaría más. Intentaba seguir unas pautas con la hora de levantarme, el sueño, el desayuno, la comida… Y respecto a salir de la tienda, mandaba el tiempo. Dentro de esta locura, intentaba mantener unos horarios y una disciplina para no volverme loco, porque al final llega un momento en el que te puedes preguntar qué estás haciendo ahí.

K: Edu, me parece brutal. No me puedo imaginar la dificultad técnica, pero sí el pasar tantas horas solo con condiciones adversas esperando esa ventana de buen tiempo que podía llegar o no. Es muy admirable. Hay que ser diferente para poder hacer esto.

E: No sé si diferente, pero sí tener las cosas muy claras y ser muy ambicioso. Sabía que era la segunda vez que iba a Pakistán para enfrentarme a Eternal Flame, y que esta vez me había preparado muy bien. Había invertido mucho tiempo, esfuerzo e ilusión, y además acarreaba conmigo a mi familia. No sé si habría aguantado más días, pero me mantuve muy fuerte y firme a la hora de tener las cosas claras.

K: ¿Te comunicabas desde Sun Terrace con tu familia?

E: Estaban en el base y yo tenía comunicación con ellos a través de un walkie. Hablábamos un ratito un par de veces al día, durante la mañana y la tarde. Me distraía con ellos y me demostraban su determinación. Al final, si ves que tu equipo está dudoso o no sabe si estás en el sitio adecuado, tu también te puedes tambalear. Pero se mantuvieron firmes, fuertes y motivados. Ir todos en la misma dirección ha sido fundamental.

K: La fuerza de la familia es clave. Si no es tu familia la que está abajo, hay más posibilidades de renunciar.

E: Yo sé que mi familia va a estar a muerte conmigo, y eso es fundamental. O si no es la familia, es el compañero. Tengo muchos que también estarían a las duras y a las maduras. Es la base del éxito en actividades así. Gente con tu misma pasión y con la que compartes esa determinación.

K: ¿Cómo es el momento cuando se abre la ventana de buen tiempo y ves que tu hermano y tu padre llegan a tu posición? Debe de ser algo emocionalmente muy intenso.

E: Sí, claro. Hubo muchos momentos con gran carga emocional. En los porteos, por ejemplo. Menos mal que llevaba las gafas de sol y no me veían, pero se me caían las lágrimas. Reflexionaba y pensaba que igual no sería posible, o que iba a poner muy al límite a mi familia. Cuando estábamos todos en Sun Terrace y veía que teníamos la vía fijada, y que estaban aclimatados bien, también me emocioné a lágrima viva pensando en que lo íbamos a conseguir. Ha sido todo muy intenso desde el principio hasta el final. Había muchísimas dudas, pero a medida que íbamos cumpliendo los objetivos y viendo la luz al final del túnel, realmente me emocionaba. Momentos maravillosos.

K: ¡Joder, Edu!

E: Cuando vino la ventana de buen tiempo e íbamos para arriba fue sin duda uno de ellos, como comentas. Percibes la recta final del proyecto y que todo va a salir bien. Se disfruta mucho viendo que tu equipo está bien, sabiendo de dónde veníamos, con la incertidumbre, el mal tiempo…

K: Tú abres todos los largos, pero ellos también los hacen. ¡Y tu padre con 70 años! Es increíble.

E: Era consciente de que yo abriría todos los largos, pero de alguna manera ellos tenían que estar allí, porteando, aclimatando… Mi padre nunca había estado por encima de 3.500 metros, y estaba a casi al doble con 70 años en una actividad muy dura porque es mucho caminar, portear… Días de 8-9 horas dándolo todo y luego descansando mal, en una repisa, con frío y altitud. No sabía hasta dónde llegaría mi padre.

K: Desde que tú llegas a la cima, ¿cuánto tardan tu padre y tu hermano en llegar?

E: Era una última pala de nieve y hielo. Sólo 15 o 20 metros que se podían hacer medio caminando. Pero mi padre estaba tan agotado que igual tardó 20 minutos en llegar. 

K: Imagino que serían los 20 minutos más felices desde hacía tiempo en tu vida viendo que habías conseguido tu sueño y que tu padre y hermano también llegaban. Me emociono hasta yo, Edu, imaginándote allí. Debe de ser un momento para toda la vida. 

E: De los más de mi vida. Fue maravilloso. Lo recordaremos los tres siempre. Estar allí, en la cima del mundo… Siempre digo que ahí todo cobra sentido, aunque más abajo también. Estábamos los tres y habíamos conseguido lo que queríamos. Se culminaba un sueño. Pasamos unos 40 minutos en la cima en la que estábamos todos muy emocionados. Hechos polvo, pero disfrutando mucho.

 

K: Esta actividad es brutal.

E: Es muy cañera y la hemos hecho con la mejor ética posible. Esto es un juego que cada uno practica como quiere, y nosotros lo hemos hecho cómo estaba planeado. Y a eso hay que añadir que lo has hecho con tu familia que ha demostrado una fuerza y una energía y positividad brutal. Ver a mi padre con 70 años en la cima ha sido un regalo para todos. Otro proyecto más en familia.

K: ¿Y ahora qué? Después de haber hecho esto, ¿qué te ronda la cabeza?

E: Este año voy a estar muy ocupado con un proyecto más personal, pero mi motivación me lleva a buscar paredes con más altitud y dificultad para empujar aún más el límite en esa dirección. Hay mucho por explorar. No es fácil encontrar una pared con estas características, y menos realizarla, pero para mí es un proyecto de vida. Paralelamente, hay muchas cosas que quiero hacer, muchos países que conocer. Quiero ir a Patagonia, a Chile, escalar en Yosemite… En deportiva me gustaría probar algún 9b+. Todavía soy muy joven, Juanmi.

“Este año voy a estar muy ocupado con un proyecto más personal, pero mi motivación me lleva a buscar paredes con más altitud y dificultad para empujar aún más el límite en esa dirección. Hay mucho por explorar. No es fácil encontrar una pared con estas características, y menos realizarla, pero para mí es un proyecto de vida. Paralelamente, hay muchas cosas que quiero hacer, muchos países que conocer. Quiero ir a Patagonia, a Chile, escalar en Yosemite… En deportiva me gustaría probar algún 9b+”

K: ¿Se puede trasladar este tipo de actividad a montañas de 8.000 metros? ¿Hay camino ahí?

E: Claro que sí. Hay camino. Es lo que menos explorado o realizado está. Eternal Flame tiene prácticamente 15 años de historia y nosotros hemos sido la segunda cordada en hacerla. Después de ese tiempo, sigue siendo la vía de más altitud y mayor referencia. Eso quiere decir que este estilo no ha evolucionado y más bien se ha quedado ahí. Hay montañas y paredes con estas características, incluso a 7.000 u 8.000 metros, que se pueden llegar a escalar. Pero, claro, hay que encontrarlas y exponerse, porque serán muy peligrosas. Exigen mucho tanto física como psicológicamente. Por eso creo que no se ha llegado a ese límite, pero lo buscaremos.

K: Edu, por este tipo de charlas es por lo que más me gusta este trabajo. Siempre me encanta hablar contigo.

E: Gracias.

 

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