EDUARD HERNÁNDEZ TEIXIDOR. Sentido común

EDUARD HERNÁNDEZ TEIXIDOR. Sentido común

 

Eduard Hernández es un corredor que no quiere perder de vista aquello que encontró cuando comenzó a correr: pasárselo bien. De una gran calidad y con resultados extraordinarios en carreras de media distancia, Eduard compagina sus entrenamientos con un trabajo muy exigente que le ocupa diez horas la mayoría de los días. Reflexionamos con él sobre la presión que pueden sentir muchos corredores cuando pierden de vista algo tan básico como es disfrutar de lo que uno hace. Defiende el deporte como una vía de escape, no como una obligación. Si algo no sale como esperaba, no pasa nada. Uno sigue siendo el mismo. En el caso del corredor de Brooks, un corredor con un gran sentido común.

 

Por Kissthemountain

 

Eduard: Hola, Juanmi. Ya ando preparado. Acabo de llegar de entrenar. He estado con Jordi Gamito. Me queda un poco de trabajo y recoger a los niños. Ha sido un día de no parar.

Kissthemountain: ¿Qué has hecho hoy de entrenamiento?

E: Tocaban series. Como nos cuadraban los entrenos a Jordi y a mí, y vive en el pueblo de al lado, hemos quedado. Eran series en llano. Las hacemos por carril bici. Primero calentamiento, unos progresivos, y luego cuatro series de 2.000 metros aumentando el ritmo cada 500: a 3’45”, 3’35”, 3’25” y 3’15”.

K: ¿Te aguanta Jordi esos ritmos? Él es más de ultra. No creo que esté tan rápido [Risas].

E: Ha aguantado mucho. Le costaba el tramo de ir a 3’15”. Pero es que está cansado. Me decía que se sentía muy vacío y que tenía que volver a pillar chispa. Aun así, está fuerte.

K: Edu, ¿en qué trabajas? Sé que tienes una empresa de algo, pero no recuerdo de qué.

E: Siempre me ha gustado hacer cosas por mi cuenta. Con 18 años, ya era encargado de una empresa de electricidad con varios trabajadores a mi cargo. En 2006, con un amigo que es como un hermano, montamos una empresa. Son ya 17 años. Somos técnicos de climatización y frío. Hacemos reparaciones, mantenimientos…

K: ¿Viviste entonces la crisis de la construcción de 2007?

E: He pillado todas las crisis. La de la construcción y la de la pandemia. Ahora estamos muy consolidados. Va la cosa bien. Me encanta mi trabajo, pero ahora somos ocho personas, y eso son muchos líos. 

K: Llevas un ritmo de vida muy exigente.

E: En el último mes, habré hecho unos 300 kilómetros al día. Y dolores de cabeza, miles. Cuanto mayor es la empresa, más cuesta gestionarlo todo. 

K: Eres joven todavía…

E: ¡No tanto! Cumplo 41 en julio [Risas].

K: ¿Qué tal por Zegama? ¿Contento con el resultado? Leí en tus redes sociales que para esta carrera cambiaste un poco tu estrategia de salir a toda intensidad desde el principio, para afrontar la primera parte de una manera más tranquila. ¿Cómo te fue?

E: No estaba preparado para ir a Zegama. Creo que te dije en Transgrancanaria que me operé hace poco del pie. Llevaba dos años, desde 2019, cuando gané las Golden Trail National Series, con una lesión en el pie. Iba siempre con antiinflamatorios y dolor. Era un correr agobiante. Cuando estás en condiciones de correr de tú a tú con los primeros, pero tienes que aflojar porque te duele el pie, es muy jodido. Decidí operarme aprovechando que me rompí la clavícula en una caída con la bicicleta. Desde octubre a enero, he estado sin entrenar apenas. Me he perdido toda la temporada de invierno que, desde que estoy con Sílvia [Eduard se refiere a su pareja la corredora y esquiadora Sílvia Puigarnau] y me enseñó a esquiar, me venía muy bien. Como no tengo técnica de esquí, debo hacer mucha fuerza, prácticamente el doble que los que esquían bien. He notado este parón. Me presenté en el Campeonato del Mundo de SkySnow y, aunque me fue bien [Eduard entró en sexta posición], noté que me faltaban esos tres meses que he perdido por la operación. El otro día, en CAMOVI, también llegué a un punto en el que notaba que no tenía suficientes kilómetros en las piernas. En Zegama, no estaba para ir, pero había que hacerlo sí o sí. No me quería perder esa fiesta. Fue brutal. Como no tenía nada que perder y sabía que me faltaban kilómetros, cambié la estrategia. Además, tampoco es una carrera de mi perfil. Es dura y técnica, difícil de correr y con terreno irregular. Yo soy un poco más “atleta”. Cuando una carrera se pone más técnica, mi musculatura no está del todo preparada. Yo he competido junto a Manuel Merillas, a su ritmo, en carreras que son más de correr. Cuando me sacas de una cadencia más regular y dinámica, con subidas y bajadas, muscularmente me cuesta más porque no estoy acostumbrado a entrenar así. 

K: Se unen las dos cosas. Que no es una carrera de tu perfil y que no llevabas volumen acumulado por la operación.

E: Eso es. Cada corredor tiene un perfil y el mío es más atlético. Voy a tope, pero no me veo rápido, y muscularmente lo noto. Este año fui a disfrutarla. Eso sí, la hice entera corriendo, sin andar nada. Llegué a Sancti Spiritu muy fresco y pude compartir toda la alegría con la gente. Gocé como un niño pequeño. Subiendo, con energía y chillando. En la segunda parte, abrí un poco más de gas y fui cogiendo a gente. Creo que iba el 77 y terminé el 38. El tiempo fue más o menos el mismo que la última vez [04:16:32].

K: Este año, con lo que se ha corrido por las buenas condiciones del terreno, si hubieras estado plenamente en forma te habrías acercado más a las cuatro horas.

E: Quería apostar por eso, pero sabía que no estaba preparado bien. No quería sufrirla. Si hubiera salido a tope, habría hecho muy bien la primera parte, pero luego habría tocado penar mucho.

K: ¿Me has dicho que la hiciste entera corriendo sin andar nada?

E: Así es. Iba con un punto por debajo y aguanté muy bien. La primera media maratón es la más dura. La segunda parte es menos exigente en cuanto a desnivel. No es una carrera para hacer números y parciales, sino de salir a tope si estás fuerte. Mucha gente pincha. La gente se saca de punto por la gran competencia que hay. Vas cogiendo cadáveres de altísimo nivel [Risas]. Si pasa eso, es por algo.

 

 

 

K: Eres un corredor diferente en este mundo.  La mayoría de los corredores de tu edad disputan carreras de mayor distancia. Sin embargo, tú te mueves mejor en distancias inferiores a 30 kilómetros. ¿No es cierto? De hecho, si miras en tu palmarés, en los tres últimos años tus mejores resultados han sido podios o victorias en la modalidad Starter de Transgrancanaria de 25 kilómetros, en la media maratón de Tenerife Blue Trail, también en la media de Ultra Sierra Nevada o en el Trail Cap de Creus. ¿Por qué?

E: También hice cuarto a tres segundos del subcampeón en el Campeonato de España de la RFEA del año pasado, en el que había mucho nivel.

K: ¿A qué se debe esto? Quizás tenga algo que ver que tengas mucho trabajo y por tanto poco tiempo para entrenar larga distancia. 

E: No lo sé, Juanmi. Tampoco vengo del atletismo. Recuerdo ir de juerga con los colegas y en el pub me tenía que sentar en un taburete porque me dolía la espalda de estar de pie. También me pasaba corriendo. No he sido mucho de correr. Mi padre sí ha hecho algo de atletismo, pero yo no. Fútbol, tenis… Cuando me separé empecé a correr para evadirme y no pensar tanto. No sé por qué me he dedicado más a estas distancias. Quizás sea un tema de potencia. Soy bastante forrest gump. Me das el plan de entrenamiento y lo hago sin pensar por qué. Sílvia me dice que tengo mucha potencia. No tengo técnica. Si la tuviera iría más rápido por la eficiencia.

K: ¿No te atrae hacer más distancia? Alguna habrás hecho que no tenga fichada.

E: Hice la de Madeira. Te vas a reír, pero me da mucho palo madrugar para ir a competir. Ya me levanto muy pronto para ir a trabajar [Risas]. Correr es para mí ir a disfrutar. Levantarme a las cuatro de la mañana y desayunar, cuando no lo hago nunca, no me apetece. Me apunto con mucha ilusión, pero cuando llega el día, no tengo ganas. 

K: Me pasa lo mismo. Me cuesta mucho menos entrenar entre semana que en fin de semana. De lunes a viernes, entro en una rueda que ni pienso, pero el fin de semana me gusta estar sin obligaciones de ningún tipo pasando el tiempo en familia. Casi siempre entreno por la tarde, incluso los sábados y domingos. 

E: Yo entreno cuando puedo. A veces me voy a las doce de la noche. Al final es la voluntad que tengas. Hoy he trabajado 10 horas. Ganas no tenía, pero pienso que, si estás en forma, cuando llegan las carreras sufres menos y lo disfrutas, independientemente del resultado.

K: Para disfrutar en una carrera de montaña, tienes que estar en forma.

E: Si quieres algo, hay que trabajarlo.

K: ¿No te atrae para nada prepararte en un futuro una carrera como Ultra Pirineu, por decirte alguna?

E: Sí, se lo he comentado a Sílvia. Ella me dice que hay que prepararlo, claro. Se lo dije porque en la última prueba de esfuerzo que hice, de ciclos de cuatro minutos en subida, en los que parabas un momento y seguías hacia arriba, el médico me decía que había hecho un nivel por encima que gente como Andreu Simon y Pere Aurell. 

 

 

Me decía que recuperaba muy rápido y que podía estar corriendo horas y horas a 165 ppm de manera cómoda. Y claro, a 165 es rápido.

K: ¿Cuánto tienes de máximas?

E: Creo que 181 ppm.

K: A 165 estás a un porcentaje muy alto.

E: El médico de la prueba de esfuerzo me comentaba que no se me darían mal. Destacaba sobre todo que recuperaba muy rápido. Yo eso lo noto. Cuando corro con otra gente, después de una gran subida, me recupero mucho más rápido. Eso es muy bueno si lo sabes usar. Estratégicamente es una herramienta muy potente para dejarlos tocados psicológicamente. Eso sí, me cuesta mucho ser competitivo. Creo que no he hecho mejores resultados porque no acabo de ser competitivo del todo. Yo he venido a este deporte para pasármelo bien. Los resultados me han acompañado, pero muchas veces, y esto es verdad, al principio sobre todo, en algunas carreras hice segundo para no quedar primero porque me daba vergüenza hablar en público. Ahora ya no me pasa. Ha habido momentos en los que sentía mucha vergüenza. No me sentía nadie y no quería hablar. Poco a poco, te vas soltando. Recuerdo haber frenado un poco o no responder a un sprint para ser segundo.

K: Aprovechando que estamos tratando temas más mentales, quería hablar contigo sobre un aspecto diferente. Hace poco, Andreu Simon publicaba en sus redes sociales algo sobre desconexión entre cuerpo y mente. Contaba que entrenaba bien, pero que no competía así. De hecho, se retiró pronto en Zegama al ver esta desconexión. Quizás tu caso es diferente por el hecho de no ser tan competitivo, por hacer las carreras que te gustan, por tomarte esto como disfrute y no tanto como exigencia.

E: Lo que veo en muchos atletas conocidos que han ido a más, y que es gente de calidad, es que corren el riesgo de perder la esencia. Y no te lo digo por Andreu Simon. En mi caso, lo que quiero es pasármelo bien, con amigos, y que el deporte sea una vía de escape, una diversión, no una obligación. No me gusta cuando estás en un equipo y por contrato tienes obligaciones. O, mejor dicho, creo que las obligaciones deben estar acorde a lo que recibes. En Brooks estoy muy bien porque me dejan ser yo mismo. Siendo así, puedo rendir al máximo. Cuando te sientes obligado, esta situación puede restar en lugar de sumar. Creo que esto les pasa a muchos amigos que han llegado al alto nivel. No se puede estar siempre arriba. Incluso si estás en forma, puede haber gente que en ese momento lo esté más que tú. Pero tú sigues siendo el mismo y tienes idéntico talento. Y eso es así. No hay que buscar más motivos ni venirte abajo cuando algo no sale. No has rendido bien por cualquier molestia, porque has hecho mala estrategia o porque tus rivales han corrido más que tú. Eso no quiere decir que no seas el top que eres habitualmente. 

K: ¿Crees que el hecho de tener un trabajo que te exige mucho compromiso, como es tu caso, puede ayudar? Me explico. Tener una ocupación laboral hace que correr sea una forma de evasión. Si no tienes trabajo porque te quieres dedicar profesionalmente a este deporte, y tienes un mal día, que es muy habitual, ¿con qué te evades? Está claro que lo mejor para rendir no es trabajar 10 horas al día y hacer 300 kilómetros, pero quizás en el punto medio esté lo correcto. Si decides dedicarte profesionalmente a esto, con lo difícil que es, te puedes estar metiendo una presión extra. Quizás todo sea más sencillo.

E: Yo creo que sí, Juanmi. Los que me conocen te dirán que siempre he sido igual, desde que empecé a hacer carreras a un nivel más popular, hasta ahora que estoy en Brooks, donde creo que todo el mundo se siente contento conmigo. Y eso es por mi esencia, no porque gane nada. Si hago un sexto puesto, creo que me van a valorar igual, y eso me quita presión y corro mejor. Es ayudar al atleta. 

K: Fátima de Diego, la corredora de La Sportiva, me decía que corría mejor porque trabajaba. Me costó entenderlo, pero ahora todo me cuadra. Fátima trabaja de fisioterapeuta y por las tardes se va a entrenar. No tiene sólo en la cabeza la próxima carrera.

E: Claro, tiene los problemas propios del trabajo, y utiliza el deporte como vía de escape. El deporte no es nuestro trabajo u obligación. Si tenemos un mal día en el trabajo, terminamos y nos vamos a correr. Pero si una carrera no sale bien, ¿qué hacemos? ¿Corremos más para sentirnos mejor? Pues no. 

K: Es lo que te digo. Lo bueno es el punto medio.

E: Tienes que vivir tu realidad. Yo tengo mi trabajo, una empresa, unos hijos. Mucha gente se cree que yo me dedico sólo a correr. Tengo las redes sociales porque es una herramienta que se usa para las marcas. Nunca las empleo para nada del trabajo. Por eso, mucha gente se piensa que soy profesional. Todo el mundo trabaja. No hacemos nada extraordinario. Lo único fuera de lo normal es sacrificarnos para obtener algo que no siempre se obtiene. A veces no puedo usar las redes sociales porque tengo mucho trabajo y me falta tiempo, no porque mi estado anímico sea peor. Entrenar para este deporte es duro. Muchas veces me planteo bajar el pistón. El día que no me complemente, que no suponga una alternativa de desconexión, lo dejaré. Hay días que no me apetece, Juanmi. Cuando he tenido un día duro de trabajo, entreno y me siento bien. 

 

 

 

K: Es el equilibrio del que te hablo. Vivir cansado por el trabajo, pero tener el entrenamiento como vía de escape, frente al que no trabaja y puede dedicarse a descansar, comer y entrenar, pero que se queda sin la evasión que da el deporte. 

E: Juanmi, no hacemos nada extraordinario aquellos que corremos más rápido. Compaginamos trabajo y entrenamiento como otros que por condiciones físicas van más lentos. Pero todos tenemos el mismo mérito. No hay que perder la perspectiva. Unos pueden ser mejores corriendo, pero otros lo son en su trabajo.

K: ¿Y esta tranquilidad la has encontrado en Brooks?

E: Sí, tengo un equipo y gente con la que compartir las cosas. Las alegrías y las penas. Te cuento algo que no sabe ni la gente de Brooks. Yo me iba a retirar al final de la temporada pasada. Encima con la operación… Pensaba que iba a dejar ya el alto nivel. No volver a levantarme a las cinco de la mañana para ir a correr o terminar a las doce de la noche. Simplemente, entrenar, pero con calma, sin dejarlo del todo porque tampoco creo que esto sea saludable. Pero este no es mi pensamiento ahora porque me siento muy bien con Brooks. Lo hablamos todo muy claro al principio, que no quería obligaciones extras, y ellos lo entendieron perfectamente. Yo lo que quería era correr y estar con un equipo. Fui muy claro. No quería ser esclavo de las redes sociales ni ir a competir donde no me apetecía. Si estás cómodo con tu equipo y no te obligan, al final las redes incluso se manejan con más naturalidad. Y así ganamos todos: el equipo y el atleta. Carlos y Víctor, la gente de Brooks, lo entendieron muy bien. Se habló todo claro y ahora estamos contentos todos. La verdad es que me quito el sombrero con su comportamiento. Aunque me retire, espero que me dejen seguir con ellos de otra manera, porque me han tratado genial. 

K: Yo he estado con ellos en Lavaredo el año pasado y en Transgrancanaria este año, y no tengo más que palabras de agradecimiento. Hay un ambiente muy especial en el equipo.

E: Lo que ves es lo que hay, Juanmi. Te lo digo de verdad. No hay dobleces. Actúan así, de esa manera, porque lo sienten de verdad. Y eso es muy bueno. Hablamos todo de una manera muy clara y esto, quiera o no, me hace rendir más. Están siempre dispuestos a escuchar lo que opinamos sobre temas en los que quizás les falta experiencia. No te obligan a nada extraño. Hay obligaciones, pero tienen muy asimilado que al final somos atletas y personas, y que si el trato es bueno, y uno se siente bien, el rendimiento llega. Sin presión todo es mejor. 

K: Sentido común. Se te ve muy a gusto. De quedar segundo en algunas carreras para no llegar primero y tener que hablar, a subirte en una silla sin camiseta en aquella cena con todo el equipo en Transgrancanaria… [Risas].

 

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