Iziar Martínez. Creciendo en la roca

Iziar Martínez. Creciendo en la roca

 

 

Iziar Martínez tiene 15 años. Hija de escaladores, recuerda su infancia jugando a pie de vía. Hace unos años su motivación por el mundo de la roca le hizo empezar a escalar más, tanto que hoy ya puede decir que ha encadenado 5 vías de 8c, además de tres octavos a vista. Hace poco recibió la llamada para formar parte del equipo español juvenil y participar en competiciones internacionales de escalada de dificultad. Su padre es propietario del rocódromo Geko Aventura en Valladolid, donde ella entrena a diario. Con muchas ganas y alegría, Iziar quiere seguir mejorando en un deporte que requiere mucho esfuerzo y constancia. Hoy charlamos con esta joven sobre su visión de la escalada, las competiciones, los procesos de entrenamiento y sus sueños.

 

Texto:  Kissthemountain

 

Kissthemountain: Hola Iziar. ¿Qué tal estás? ¿Cómo va esta época tan rara que nos está tocando vivir?     

Iziar Martínez: ¡Hola! Muy bien. Ya he terminado los exámenes, así que estoy muy contenta. Las clases han ido bien. [Esta charla se mantuvo en los días previos a las fiestas de Navidad]. Es extraño. Para mí más duro que antes. Nos ha cambiado mucho la manera de hacer las cosas.

K: Estamos todos con la incertidumbre de no saber lo que pasa… ¿Cuánto hace que escalas?

I: Mis padres son escaladores. Me han llevado a la naturaleza desde pequeña, en la cesta de bebé, así que recuerdo toda la vida en la montaña. Entre los 11 y los 12 años fue cuando más me empecé a motivar con la escalada.

K: ¿Dónde son tus primeros recuerdos de montaña y de ver a gente escalar?

I: Mis padres siempre me llevaban con ellos. Recuerdo que en Valdegovía [Álava], en la explanada, siempre iba con mi hermana y otros niños de nuestra edad. Yo no escalaba, pero estábamos en el campo jugando. También recuerdo que íbamos mucho por Cuenca y conocía a otros niños. Yo tendría entre 7 y 9 años. En aquellos momentos, yo no quería escalar. Luego ya me gustó y me motivé de alguna manera.

K: ¿Cuáles fueron tus primeras sensaciones escalando? A muchos nos pasa que esos primeros recuerdos son de miedo e inseguridad.

I: Al principio tardé mucho en quitarme ese miedo que comentas. Las primeras veces, las buenas sensaciones llegaban al alcanzar la reunión, aunque fuera de segunda. Miraba el paisaje. Eso era lo que más me gustaba. Me daba miedo, sentía vértigo y temía volar, pero me encantaba subir hasta arriba y tocar la cadena.

K: ¿Qué crees que te enganchó?

I: Recuerdo haber encadenado mi primer 7a. Me costó mucho. Le di muchos pegues y siempre me caía en un paso de “altos”. En ese momento me di cuenta de que podía hacer mucho más.

K: ¿Cuánto tiempo hace de eso?

I: Unos tres años.

K: Sé que te encantan las competiciones.

I: Sí [Risas]. Me motivan un montón. No empecé a competir desde pequeña porque no tenía ese enganche. Mi primera competición fue a los 12 años.

K: Es un mundo muy bonito. La gente que conoces, amistades… Compites contra ti misma, porque en lo que te centras es en encadenar una vía, no en ganar al otro. Es una forma de rivalidad sana que ayuda mucho a superarse.

I: Sobre todo es el coco. Como dices, es una pelea contra una misma. Me encanta y disfruto mucho. Conoces a mucha gente y es algo muy bueno. Este año me gustaría competir, aunque como están las cosas no se sabe. Ya veremos.

K: Está todo en el aire. Seguro que tú estás entrenando como si hubiera competiciones.

I: Ahora mismo estoy entrenando para un proyecto. Si hay buenas condiciones, estas navidades quiero intentar algo. ¡A ver si tenemos buen tiempo! Cuando empiecen las competiciones, me centraré en ellas y haré un entrenamiento más específico.

 

 

K: Ahora que comentas proyectos… Lo hablo con muchos escaladores de dificultad. ¿Cómo afrontas entrenar vías muy duras a las que tienes que dedicar mucho tiempo? Semanas y semanas probando un paso clave hasta que sale… Demuestra una gran actitud y mucha motivación hasta encadenarla.

I: A mí no es lo que más me gusta. Me encanta hacer vías al pegue, a vista. Me parece más bonito. De todas formas, el hecho de conseguir un proyecto tiene mucho valor. Querer superarte y ver el proceso de mejora hasta que lo consigues es muy reconfortante.

K: Encadenar ese paso que llevas semanas intentando debe de ser una sensación brutal.

I: ¡Sí! Cómo decíamos antes con las competiciones… Encadenar es muy bonito porque no vences a nadie, sólo a ti misma. Haces un paso que no eras capaz, siempre volabas… Aprendes a gestionarlo. Tienes unos días para aprenderte los movimientos y darle pegues, otros para probar los pasos, y algunos para intentar encadenar. ¡Hasta que sale!

K: ¿Cuándo empezaste el entrenamiento planificado en escalada? ¿En qué te ayuda?

I: Llevo con Pedro Bergua, que es mi entrenador, desde hace unos dos años y medio. El entrenamiento planificado te ayuda en muchas cosas. No pasarse entrenando es muy importante. También me ayuda a mantener la motivación el día que no lo estás tanto por lo que sea. Aprendes a descansar, a gestionar el tiempo de la sesión…

K: Antes te guiarían en casa seguro. Es una suerte poder aprender de la pasión de tus padres.

I: La verdad es que sí. Mi padre y muchos amigos suyos me veían y me daban consejos e indicaciones. Yo les hacía caso y cumplía [Risas].

K: ¿Tienes escaladores o escaladoras de tu edad cercanos o eres un poco el bicho raro?

I: En Valladolid no hay chicas de mi edad que escalen con mi motivación. Yo entreno en el rocódromo Geko a diario. Es verdad que es difícil encontrar a gente de mi edad con mi manera de entrenar aquí. Lo bueno es que tengo dos amigos que entrenan conmigo todos los días. Así que somos 3 bichos raros [Risas]. Ellos no van a roca, pero entrenamos juntos en el rocódromo.

 

 

 

K: Eso está bien. Pasa mucho también en otras disciplinas de montaña como el alpinismo o el esquí de travesía. Los chicos y las chicas más jóvenes no suelen tener amigos de su edad con sus aficiones y se acaban juntando siempre con personas de mayor edad.

I: Es verdad. Para mí tiene la parte buena de que te motivas más y siempre aprendes de ellos. Ahora que hay restricciones para moverse, voy a sectores cercanos con los amigos de mi padre, que son más fanáticos.

K: ¿Dónde sueles ir a escalar más? Te quedan bastante lejos los sitios de escalada.

I: Suelo ir a la Cueva del Arenal, en Cantalejo [Segovia], y a Gama, en Recuevas [Palencia]. Es mi zona de confort, donde aprendí a escalar. Lo bueno de la cueva es que no te mojas y puedes escalar cuando hace malo. Como mi rendimiento es mayor ahora, también busco zonas en las que haya vías más duras.

K: ¿En quién te fijas más escalando? ¿Qué me cuentas sobre tus referentes? ¿Escaladores y escaladoras que te motiven?

I: Hay muchísimos… Angy Eiter, por ejemplo. Soy muy fan de ella. También, Laura Rogora. A Eva López la conozco desde pequeña y me encanta. Dani Andrada, Adam Ondra, Alex Megos…

K: Es genial e interesante nutrirse de mucha gente, porque así recibes estímulos diferentes. Y de la familia seguro que también… Tienes buenos maestros en casa.

I: Sí, es verdad. Mi padre lleva toda la vida escalando. Mi madre, mis tíos…

K: Lo normal sería que no te gustara [Risas]. Pasa en muchas casas. Sólo es necesario que los padres quieran que sus hijos hagan algo para que después éstos busquen lo contrario [Risas].

I: Sí [Risas].

K: Recibes el apoyo de grandes marcas. Pienso ahora por ejemplo en Petzl. ¿En qué te aportan y ayudan?

I: Mi opinión es que ayudan y motivan muchísimo. No es sólo que te regalen cosas a cambio de publicar en redes sociales sobre ellos… Sentir que me apoyan, me ayuda mucho. Que se hayan fijado en mí es un placer. Cuando me lo dijo mi padre me puse muy contenta.

 

 

 

K: Son premios a tu rendimiento. Está claro que no escalas por lo que te regalen. Lo haces porque te gusta, pero siempre son pequeños extras que te ayudan a tener una fuerte motivación.

I: Estoy súper contenta… Además, los productos son fantásticos.

K: Aprovéchalo y, sobre todo, sigue disfrutando. Para acabar… ¿Sueños u objetivos que tengas en mente?

I: Tengo muchos objetivos. El primero de todos es un 9a. Me encantaría llegar al noveno. Sé que es muy ambicioso, pero creo que entrenando lo puedo alcanzar. He hecho vías bastante duras en pocos pegues, así que pienso que preparándome bien puedo llegar a conseguirlo.

K: Yo no lo dudo…

I: También llegar a hacer buenos puestos en los europeos, en competiciones internacionales… Y si algún día pudiera ser, participar en las Olimpiadas sería increíble.

K: Estás a tiempo y motivada. Que no se diga que no lo intentaste. Las cosas se consiguen con motivación y constancia. Cuando algo te apasiona y te esfuerzas los resultados van llegando poco a poco.

I: Y a nivel personal, a día de hoy, pienso que me gustaría ser bombera. Quiero hacer algo que me guste, porque si no, se me hace muy duro estudiar y me desconcentro. En Valladolid me han comentado que no hay ninguna bombera… Sería el momento de ser la primera [Risas]. También estudiar INEF y alguna rama del deporte. Es a lo que le dedico tiempo y lo que me gusta.

K: Ya lo irás viendo sin prisa. Estoy seguro de que ganas e ideas no te van a faltar nunca. Un placer hablar contigo. Arranca bien 2021. Sigue disfrutando con esa alegría y motivación y mejorando en todo lo que haces.

I: Gracias, Álex. Igualmente.

 

Juventud, motivación, descubrimiento… Aprender disfrutando. La receta del éxito. Iziar refleja alegría, ilusión y constancia. La etapa de formación es algo que el deportista recuerda toda su vida. Escuela de valores, amigos, viajes… Empaparse de todo lo bueno y disfrutar. Las nuevas generaciones vienen pisando muy fuerte en los deportes de montaña. Es apasionante escuchar la voz de los chicos y chicas jóvenes que rebosan energía por todos los poros de su cuerpo. Que nunca se pierda la ilusión. Iziar, creciendo en la roca.

 

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