K42 CANARIAS ANAGA MARATHON. El teatro de los sueños

K42 CANARIAS ANAGA MARATHON. El teatro de los sueños

K42 CANARIAS ANAGA MARATHON. El teatro de los sueños

 

 

LAS BRUJAS DE ANAGA

Hay lugares en el mundo que además de estar plagados de magia, lo están asimismo de leyendas. El Macizo de Anaga, no podía ser de otra manera, es uno de ellos. Y en este caso, las protagonistas son unas brujas que vestidas de negro celebraban aquelarres en forma de danza circular alrededor de un fuego. Es por esto por lo que a este lugar se le conoce como el bailadero de las brujas.

 

 

 

Como en casi todas las leyendas, también en esta existen distintas versiones. En una de ellas, se dice que estas brujas, tras sus rituales nocturnos, descendían a las doce de la noche hasta la playa para bañarse desnudas bajo la luz de la luna. En otra, se sitúa el comienzo de la ceremonia precisamente en la hora bruja, las doce de la noche, y en ella estaba invitado el mismísimo diablo a quien se le saludaba con un “seas bienvenido Reverendo macho de cuerno torcido; cuántos jaramagos te habrás comido”. El jaramago, por cierto, es una planta con flores de cuatro pétalos que forman una cruz. 

Hace cientos o miles de años, los nativos de este esplendido lugar del mundo realizaban rituales con el fin de invocar a la lluvia necesaria para que las cosechas de gofio, principal sustento de estos habitantes, fueran ricas. Estas ceremonias paganas de los guanches se mezclaron con las de las brujas, por lo que los conjuros no sólo se realizaban para invocar a la fertilidad femenina, sino también a la de la tierra.

Anaga, tierra de brujas.

 

 

 

EL SER HUMANO Y  SUS CONTRADICCIONES

Todos los que corremos por la montaña, sin excepción, nos hemos preguntado en alguna ocasión por qué lo hacemos, sobre todo, en aquellos momentos, tanto en carrera como en entrenamiento, en los que las fuerzas parecen que han abandonado nuestro cuerpo y la agonía física se mezcla con la mental, generando un estado de sufrimiento que nos hace tener dudas sobre si seremos capaces o no de llegar a la línea de meta o al coche del que salimos confiando en realizar una buena sesión preparatoria para uno de los objetivos competitivos que nos hemos marcado. Todos conocemos esa sensación. Aún resta mucho tiempo para que podamos detenernos y asimilar lo vivido y, sin embargo, las piernas no responden y la cabeza entra en un bucle del que es muy difícil salir que nos pide una y otra vez que pongamos fin a ese sufrimiento. Una subida en la que ya hemos superado algunos cientos de metros de desnivel y que no nos deja adivinar su fin cuando casi desesperados miramos hacia arriba; una arista kilométrica tan técnica en la que la falta de claridad mental nos dificulta algo tan simple como saber donde apoyar el pie para seguir progresando; un descenso largo en el que nuestros cuádriceps, a cada paso, gritarían si tuviesen boca y pulmones… Este deporte es así. Estas situaciones ocurren con más frecuencia de lo que imaginamos. Puede llegar a ser cruel porque, a diferencia de en otros, no podemos detenernos y abandonar ya que, por el lugar en el que nos encontramos, nadie puede venir a recogernos. Y, sin embargo, lo amamos, en algunos casos hasta la obsesión. Terminamos una carrera en la que hemos sufrido hasta la extenuación y a los dos o tres días ya estamos buscando otra; después de llevar toda la semana madrugando para ir a trabajar mientras deseamos que llegue el fin de semana, cuando este al fin lo hace, somos capaces de despertarnos incluso más temprano aún para acudir a nuestra cita con el sudor y la montaña; sabemos que la temperatura es muy alta y que lo más recomendable sería permanecer al abrigo del aire acondicionado, entrenando tal vez en la cinta de un gimnasio, pero llenamos nuestras reservas de agua y salimos a hacer nuestras rutas planificadas disfrutando de ellas aunque ya hayamos pasado por allí cientos de veces. El ser humano y sus contradicciones. La fuerza de las obsesiones. El poder de la atracción fatal. El trail running. ¿Por qué? ¿Por qué?

 

 

 

 

 

EL TEATRO DE LOS SUEÑOS

Tuve la suerte de estar presente en la edición de 2021 de la K42 CANARIAS ANAGA MARATHON®, aquella en la que esta carrera intentaba volver a la normalidad tras los oscuros meses que la precedieron por culpa de un maldito virus. Tomé parte de la distancia de 21K, pero durante todo el fin de semana pude disfrutar de los escenarios donde transcurrían alguna de sus cuatro modalidades (42K, 21K, 12K y KVERTICAL). 

Cuando el tiempo pasa, se borran de nuestras memorias aquellas situaciones que no nos han marcado. Creo que este es un aspecto que define muy bien la complejidad de la mente humana, para lo bueno y para lo malo. Muchas veces, cuando me ocurre alguna circunstancia desagradable, cuando un problema hace acto de presencia, pienso si lo recordaré cuando hayan trascurrido unos años. Si creo que no es así, lo relativizo y trato de dejar de preocuparme. Pero, quizás me esté yendo por las ramas. Adonde quiero llegar es a que trascurridos tres años desde aquella visita que realicé a la isla, en ese lugar de la mente adonde van a parar los recuerdos de por vida, encuentro dos escenarios que bien podrían ser los elegidos para el teatro de los sueños. Por un lado, aún tengo muy presente un sendero que partiendo desde el nivel del mar ascendía jugando con la montaña camino de Chinamada. Su inclinación obligaba a que recorrerlo tuviera que hacerse tomando cientos de esas curvas que te permiten contemplar la belleza de todo lo que te rodea. Era un camino árido y muy abierto, sin prácticamente vegetación, por lo que podías ver el azul intenso del Atlántico y la majestuosidad del macizo de Anaga, a izquierda y a derecha. Creo sinceramente que es una de las subidas más bonitas que se pueden realizar, más si en prácticamente cada rincón, en cada piedra, podías encontrar a aficionados que se dejaban la voz con el paso no sólo de sus ídolos, sino de hasta el último de los participantes que trataban de ganarle metros a una montaña rodeada de excepcionales acantilados. 

Este sendero con fortísimo desnivel ya justificaría de por sí tomar la decisión de participar al menos una vez en la vida en esta carrera. Pero eso no es todo. Ni muchísimo menos. Y aquí viene el segundo de mis recuerdos que lo será para siempre. El macizo de Anaga es un lugar que cuenta con la mayor cantidad de endemismos de Europa. Por su altitud y por el paso de los alisios, es una zona especialmente húmeda, situación que ha favorecido la convivencia de una gran diversidad de hábitats naturales, entre los que destaca la siempre fascinante laurisilva. Tanto es así que, en 1994, pasó a ser el Parque Rural de Anaga, y, en 2012, Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Poder correr por este entorno mágico, territorio de las brujas de la leyenda con la que abre este artículo, más después de haber atravesado el sendero descrito en el párrafo anterior, marca un contraste brutal y responde a la pregunta con la que iniciábamos el artículo. ¿Por qué seguimos corriendo por la montaña a pesar de los sufrimientos que encontramos en esta actividad?

 

 

 

EL ESCARABAJO

En un artículo que publicábamos en 2021, traíamos unas palabras que encontraba en un panel informativo situado entre la laurisilva que decía: “El camino a veces corta el suelo y la roca, y es como si penetraras en el interior de la tierra. Imagínate que eres un escarabajo, con las raíces y los árboles sobre tu cabeza. Puedes palpar con cuidado la textura de las rocas, las raíces salientes…”. Creo que describe muy bien lo salvaje, lo extraordinario y lo bello que es este rincón del planeta. Sí, corremos por la montaña para encontrarnos estos escenarios más propios del mundo de los sueños que del de lo real, y de hecho pueden dar fe los miles de corredores que cada año recorren los senderos de Anaga. Algo tiene esta carrera, algo tiene este lugar del mundo para que corredores como, y sólo nombro ganadores de alguna de las ediciones en sus distintas modalidades, Miguel Heras, Gemma Arenas, Tove Alexandersson, Sylvia Nordskar, Holly Page, Yngvild Kaspersen, Ragna Debats, Zaid Ait Malek, Cristofer Clemente, Emma Roca, Tom Owens, Anders Kjaerevic, Lina El Kott, Daniel Jung, Moana Kehres, Dominique Van Mechgelen, Yoel de Paz, Nuria Domínguez o Nerea Blasco, hayan venido aquí a responderse a la pregunta de por qué corremos en la montaña.

 

 

 

 

Nos vemos el fin de semana del 6 al 8 de diciembre en San Cristóbal de La Laguna, en el territorio de las brujas de Anaga.

www.k42canarias.com

 

 

 

 

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