15 Oct Kilian Jornet. Evolución.
Texto: Kissthemountain.
F
isiología del entrenamiento, motivaciones, evolución de su actividad, sentimientos, forma de vida, gestión del riesgo, tecnicidad versus rapidez… Esta charla con Kilian Jornet va de todo esto, y sirve de complemento para aquella otra que mantuvimos en marzo de 2018. Nuestra impresión es que su forma de entender la montaña asciende por un sendero firme del que no duda en salirse para realizar cada poco tiempo actividades revolucionarias. Es lo que tiene pasar 350 días al año haciendo actividad. Muchas gracias, Kilian, por ser de nuevo parte de las páginas de Kissthemountain.
Kissthemountain: Hola Kilian. Me gustaría comenzar esta charla hablando de Joshua Cheptegei. El pasado 14 de agosto consigue establecer récord del mundo en la distancia de 5.000 metros. Vi que en tus redes mostrabas admiración por este hecho e invitabas a imaginar lo que es correr una sola vuelta a la pista en 60 segundos o incluso menos, y extrapolarlo a hacer 12 vueltas y media. Hace unos meses comentaste tu intención de preparar alguna competición en llano. No sé si has tenido tiempo de hacer algún test que te indique a qué tiempos puedes aspirar ya que has sufrido alguna lesión. Me gustaría que valoraras lo que ha conseguido Cheptegei u otros grandes del atletismo como Bekele o Gebrselassie en términos de herencia genética versus entrenamiento. ¿Cuánto hay de un factor o de otro? ¿Crees que si en lugar de haber dedicado tu vida a la montaña lo hubieras hecho a un atletismo más convencional podrías haber estado cerca de estos nombres o al menos entre los grandes a nivel europeo?
Kilian Jornet: Creo que en general es difícil entender exactamente el valor de un rendimiento cuando vemos en la tele una carrera de 5.000 metros o un maratón. Da la impresión de que van rápido, pero ésta se queda corta. Al ir a una pista y correr un único kilómetro o incluso 100 metros a esos ritmos se comprende la magnitud del resultado de los atletas de los que hablas. Lo mismo ocurre con la escalada. Ves la película Free solo, por ejemplo, y parece que Alex sube casi sin esfuerzo. Puedes pensar que es expuesto, pero no te das cuenta de la dificultad real. En cambio, si vas a una escuela de escalada e intentas una vía de 7c+/8a, comprendes enseguida lo que hizo Honnold. Esto es, en general, con todos los deportes.
Para entender de dónde sale este rendimiento no podemos reducirlo a genética y entrenamiento. Estos factores en sí ya se retroalimentan, pero no son los únicos que influyen en el resultado. Por ejemplo, pensemos en el concepto de rendimiento máximo genético. Éste sería el máximo que podemos conseguir si hacemos la mejor preparación desde que nacemos, algo que nunca se cumple. Luego está el rendimiento máximo en cierto punto, que serían los resultados de un test de esfuerzo en un determinado momento. Sería el máximo que podemos realizar por cualidades físicas -VO2 Máx, economía, fuerza, umbrales, metabolismos, etc.-. También está el rendimiento específico en carrera, que es más bajo y donde suele haber factores condicionantes –pacing, meteorología, estrategia…-. Por último, podría haber factores de aumento -material, dopaje tecnológico o dopaje médico…-
En estos términos, creo que Bekele tenía unas capacidades mayores que las de Cheptegei, pero no necesitó nunca ir a buscarlas al máximo porque con su entreno y un pacing le fue suficiente para batir los récords del mundo del momento. En este sentido, las marcas de cada época hacen que los atletas tengan unos planes de entrenamiento u otros, pacing o estrategias diferentes. No es que genéticamente los atletas sean más fuertes hoy que hace 20 o 100 años.
Con estos conceptos básicos, vamos a ver los factores -la genética-: la morfología -altura, composición muscular, distribución de pesos y centro de gravedad…- hace, por ejemplo, que los africanos del este normalmente rindan mejor en fondo -baja estatura, centro gravedad alto, piernas largas, poco peso en la parte distal de las extremidades…-, o que a las personas altas les sea más propicio jugar bien al basket. Luego está la genética fisiológica, que es importante en deportes de velocidad, pero mucho menos en los de resistencia. Por ejemplo, para un sprinter de 100 o 200 metros, la genética fisiológica es mucho más importante que para los atletas de fondo, pues las calidades requeridas para estos últimos pueden venir a base de entrenamiento. Dicho esto, el trabajo puede empezar desde niños, y aquí es donde algunas capacidades de adaptación cardíaca o de recuperación pueden ser mayores.
Todo esto para decirte que no tiene sentido decir qué porcentaje depende de la genética, del trabajo, de la motivación o de otros factores, pues todos son importantes y están estrechamente ligados.
En lo que a mí se refiere… He estado entrenando en llano desde la primavera y estoy contento con el progreso, aunque hayan pasado unos cuantos meses lesionado, pero especular tiempos o cosas que hubiera podido hacer es sólo eso: especular. Y creo que no tiene ningún sentido.
KTM: El otro día hablaba con alguien que te conoce bien sobre tu trayectoria en el mundo de la competición. Haciendo un resumen muy básico y simplificado: comienzas a hacer esquí de montaña consiguiendo ganar la Pierra Menta, copas y campeonatos del mundo. Más adelante lo alternas con el mundo del Skyrunning ganando las principales pruebas del calendario y de nuevo copas y campeonatos del mundo. También pruebas la gran distancia y te coronas varias veces en UTMB. Da la impresión de que tu carrera ha sido una constante evolución en la que, sin quemar etapas, pues nunca has dejado una disciplina del todo para entrar en otra, has querido probarte en varias modalidades deportivas. Sin entrar ahora en actividad más montañera como tus FKT del proyecto Summits of my life o en tus escarceos en el esquí de pente raide, me pregunto si querer probar en este momento otra disciplina, como la de un atletismo más convencional, es un nuevo paso para comprobar dónde están tus límites. Si no es así, ¿por qué intentar ahora la carrera en llano? ¿Cómo es para ti ser novato en un nuevo deporte?
KJ: Bueno, el esquí de montaña, el trail en sus distintas modalidades, el alpinismo o el esquí de pendiente son actividades que voy a seguir haciendo mientras pueda. Ya sabes que siempre me gusta probar cosas nuevas, sobre todo con mi cuerpo, así que he pensado que por qué no intentar algo diferente como la carrera en llano… Es agradable ver progresión y también aprender novedades de entreno, motivación, técnica, nutrición, etc., que luego pueda aplicar en la montaña que es donde quiero estar.
KTM: Esta pregunta es quizás más complicada para mí hacértela. Me da la impresión de que estás en un momento de tu vida o de tu trayectoria deportiva en la que primas más hacer actividad en montaña alejada del foco mediático que el hecho de preparar una carrera, por ejemplo de larga distancia, para enfrentarte con garantías de victoria a tus rivales. Me gustaría saber si esto se corresponde a tu realidad. En otras palabras, si pones en un lado de la balanza la actividad que realizas en un día cualquiera que dedicas a hacer una pared en una norte de Romsdal, y en el otro el sacrificio que supone preparar una carrera como UTMB, ¿hacia qué lado se inclina?
KJ: Creo que no es una respuesta sencilla. Hace unos años mi mayor motivación venía por ganar carreras, ya fueran de larga, corta, skimo…, pero era cuantitativa, pienso. Hubo temporadas con más de 50 carreras de primer nivel entre esquí de montaña y trail, y el objetivo era ganar sin darle mucho valor al rendimiento puro. Ahora mismo es lo contrario. Primero por una cuestión de motivación. Ir a hacer carreras que ya he ganado sabiendo que la emoción que sentí al ganar la Pierra Menta en 2008 o Zegama en 2007 ya no se va a repetir, pues no me atrae mucho.
Me refiero a correr sólo para engordar curriculum sin un componente emotivo o de aprendizaje alto. Ahora es quizás el rendimiento lo que más me interesa. Ver cuándo y cuánto puedo rendir en distintos medios y distancias. Y al final, para esto, el lugar, dígase carrera o reto, es indiferente. Sin duda, una carrera con mucho nivel motiva porque sé que hay que prepararla bien y que el rendimiento deberá ser bueno, pero desafortunadamente en trail, con la dispersión de circuitos y campeonatos, esto casi nunca pasa. Y en montaña es lo mismo. Para escoger un objetivo prefiero intentar algo que me aporte algo interesante a nivel de aprendizaje o que suponga un reto de imaginar un proyecto, ver cómo es posible entrenarlo y ponerlo en práctica. Al final, que sea una carrera, un desafío de trail o esquí o una escalada quizás es lo menos importante para la motivación.
También está el componente ecológico. Durante muchos años he estado dando literalmente vueltas al mundo cada año para ir a competir o hacer retos en distintas partes del globo. Viéndolo hoy, me doy cuenta de lo perjudicial que es para el medio ambiente. Quiero seguir viajando y descubriendo lugares, pero quizás este viaje tenga que ser la excepción y no la norma. Si voy a coger el avión, tiene que ser por un reto que me ilusione mucho y que me lleve tiempo prepararlo, o por una carrera con estas características. Si la carrera a nivel emotivo o competitivo no me aporta mucho, mejor hacer una cerca de casa donde el nivel va a ser similar y me voy a tener que exprimir lo mismo. O en vez de ir a Alpes para subir una norte para entrenar, pues lo hago aquí que ya hay mucho terreno. De esta manera, quiero reservar los viajes para una o dos veces al año en los que haya un proyecto o carrera que realmente valga la pena ya que ha requerido una preparación a largo plazo.
KTM: Antes de ir a Romsdal y al hilo de la cuestión anterior… ¿Qué sientes al hacer récord en Sierre Zinal? ¿Y en el ascenso al Cervino? ¿Son comparables los sentimientos?
KJ: Pues seguramente sean comparables. Digamos que, en mi carrera deportiva, creo que tanto el Cervino como Sierre Zinal 2019 han sido, quizás, de los pocos o únicos retos que he preparado con tiempo, no sólo sobre la forma del momento, sino planificando y buscando encontrar el rendimiento. Y en el caso del Cervino, las condiciones idóneas. A nivel de sentimiento, pues seguramente también estarían entre los más emotivos Grindelwald 2007 [prueba de la Copa de Europa de esquí de montaña], Valerette 2008 [prueba de Copa del Mundo de esquí de montaña], Pierra Menta 2008, Zegama 2007, o el triplete -KV, Sky, Ultra- de 2013. Fueron las primeras grandes victorias.
KTM: Ahora sí que llegamos a Romsdal. Esta pregunta es sobre la actividad en esta zona de Noruega comparada con la de los Alpes. El alpinismo vive mucho de la tradición y de la historia. Parece que en la mochila de cualquier montañero está el peso de tener que acudir a las vías clásicas de los Alpes. Escalar en Chamonix supone hacerlo con casi toda la información del mundo, y el resultado de una actividad tiene un gran impacto mediático y parece que una mayor transcendencia. Los grandes alpinistas han escrito grandes capítulos del relato de su trayectoria en los Alpes. Tú también. Pero ahora afrontas montañas mucho más desconocidas donde intuyo que el grado de exploración es mucho mayor. ¿Puedes hablarme de las diferencias entre escalar en los Alpes o hacerlo en Romsdal? ¿Qué encuentras en este lugar de Noruega para convertirlo en tu lugar de residencia y de vida?
KJ: Creo que son montañas distintas. Como en todas partes, cada macizo tiene sus características. En Alpes, el factor altura es algo a tener muy en cuenta; en cambio, aquí en Romsdal no existe, pues las montañas más altas son de 2.000 metros. Además, es verdad que el factor de exploración es más alto. Por un lado, porque hay tan poca gente haciendo actividad en comparación con Alpes que, si quieres, puedes pasarte un año entrenando y escalando sin ver a nadie, por lo que la información de condiciones es casi inexistente.
Las reseñas son muy básicas -por ejemplo, para una vía de 1.600 metros de sexto grado, dirán simplemente que sigue un sistema de fisuras y que en la zona media hay un bloque-. Y, por otro lado, porque en la zona, la ética de no equipar y dejar el lado “virgen” es alto. A pesar de esto, sin duda, cuando llevas un tiempo, algunas de las montañas y vías se convierten en viejos conocidos y terreno de entreno donde la exploración ya casi no existe, pero también hay multitud de cosas para hacer, ya sean las grandes paredes, como Troll Wall, muy popular en los 80 aunque hoy haya poca gente, a parte de los locales, que la escale, o vías de alpinismo y hielo en otras paredes. ¿Por qué vinimos aquí? Porque queríamos vivir en un lugar tranquilo, poco poblado y que a la vez tuviera buenos servicios y montañas que permitieran todo tipo de actividades. Y, sobre todo, inviernos largos.
KTM: Te digo respuestas que nos diste en la charla que mantuvimos contigo en marzo de 2018. La primera es referente a Ueli Steck y la segunda a Stéphane Brosse:
“Emelie y yo nos enteramos del accidente de Ueli estando en el Cho Oyu. Fue muy duro. Perder a alguien cercano es muy difícil, pero si además es alguien que hace un tipo de montañismo con el que te identificas y con quien compartes una escala de valores es todavía peor. Te derrumbas momentáneamente. Y eso hace plantearte cosas. ¿Merece la pena tomar ciertos riesgos…? Porque nadie quiere morir, pero además sabes que tiene gente a su alrededor, pareja, familia, amigos… Momentos como esos son en los que te detienes a pensar para poner en una báscula los riesgos que estamos decididos a asumir. Sin duda, la muerte de Ueli me influyó en la expedición del Everest, donde decidí ir por la vía normal y no tomar riesgos innecesarios”.
“Volví al Aiguille d’Argentiere alrededor de un año después del accidente. Creo que es importante enfrentarse con esto. Sin duda, después de la muerte de Stéphane, pasé un año difícil. Puede que me haya dado cuenta al pasar ya un tiempo. Creo que no lo asimilé. No sé si aún he aceptado el hecho de que él se fuera cuando habría sido mucho más fácil si me hubiera caído yo, pues en ese momento no tenía familia, ni hijos, ni planes. Si me hubiera muerto yo, mis padres y algunos amigos estarían tristes, pero nada más. Al año siguiente hice bastante escalada en solo muy cerca de mi nivel máximo, que era bajo. Escalé vías de 6b en solo cuando mi máximo entonces era de 6c. Fue el primer accidente en el que me di cuenta de la diferencia entre saber que hay un riesgo y ser consciente del mismo”.
Ahora te imagino en una cara norte cerca de tu casa. Hay poca información y adentrarte en ella puede suponer enfrentarte a unos riesgos que desconoces. ¿Ha cambiado tu paternidad la forma de enfrentarte al riesgo? ¿Son diferentes tus tomas de decisión en este momento de tu vida? ¿Cruzas esa línea que tu intuición te indica que puedes enfrentarte a situaciones más comprometidas de las que estás acostumbrado?
KJ: La forma de asumir el riesgo es siempre distinta, no sólo en momentos de la vida sino dependiendo del día. Creo que era Anselme Baud quien decía que cuando uno es joven no le tiene miedo a la montaña sino a uno mismo pues no conoce sus capacidades, y que a medida que se hace mayor, éste se traslada a la montaña pues se conoce mejor. ¿La asunción del riesgo? Quizás hay actividades que hago ahora que antes no se me pasaban por la cabeza porque me encuentro más seguro escalando cierto grado en solo o en hielo, o interpretando un recorrido, teniendo soluciones para bajar o seguir subiendo cuando encuentras problemas o dificultades…. Pero, por otro lado, hay momentos en los que me doy la vuelta porque no me gustan las condiciones que antes no era capaz de ver. Esto no ha cambiado con la paternidad. Al final, soy bastante pragmático, creo, en la toma de decisiones. Es como una ecuación con varias incógnitas: capacidades, conocimientos, dificultades de la vía, riesgos objetivos, subjetivos, condiciones… Esto te da unas probabilidades y unas consecuencias que valoras para ver si vale la pena. Y aquí es donde depende del día. En unos estás muy motivado y aceptas más riesgos, y en otros, menos. Y al final, también hay que tener en cuenta las probabilidades. Si me paso 350 días al año en la montaña, hay más posibilidades de que se produzcan accidentes casuales o imprevisibles -derrumbe de piedras, avalanchas no “normales”, seracs, o tropezones que todos tenemos-. De hecho, cada año hay un par de “close calls” por estos motivos. Por otro lado, es mucho menos probable que tenga un accidente al cruzar la calle, que desarrolle una enfermedad pulmonar por respirar CO2 u otras causalidades de pasar tiempo en una ciudad.
KTM: Hablemos de tecnicidad versus rapidez. Hace poco fue el aniversario de tu récord al Cervino y en la memoria de todos están las cimas al Everest. Me da la impresión, y si no es así te pido disculpas, de que tu técnica en la montaña mejora con el tiempo, pero que para ti está en un segundo plano frente a la rapidez. No te imagino entrenando con un compañero de cordada con mucho tiempo esperando su llegada en la reunión o colgado de una gran pared durante 15 o 20 horas. ¿Te has planteado alguna vez dar un paso hacia la tecnicidad suponiendo esto abandonar la rapidez? ¿Te ves en un futuro entrenando técnica para alcanzar, por decir algo, un octavo grado? Quizás, tú veas un camino donde estos conceptos se complementan, pero a mí me cuesta encontrarlo. En cualquier caso, ¿hacia dónde van tus pasos?
KJ: Creo que el concepto está equivocado. Para mí, la rapidez es una consecuencia de la forma de ir a la montaña, no un objetivo en sí. Me gusta ir a hacer actividades donde pueda ir “desnudo”, es decir, donde las capacidades de uno sean más importantes que la tecnología que pueda llevar, y en las que, en definitiva, pueda ir en continuo movimiento. Esto conlleva rapidez, porque al ir ligero, vas veloz. Luego, sin duda, cada vez quieres acceder a lugares distintos, y esto hace que haya que trabajar las limitaciones que tengo para llegar allí. Pueden ser físicas -poder aguantar más horas o estar más fuerte- o técnicas o de conocimientos, y para ello hay que entrenar y mejorar. Hace años no me veía haciendo una norte del cervino o una integral de Peuterey en solo, y fue gracias a escalar con gente que mejoré mi nivel técnico que me permite hacer esas dificultades dentro de mis posibilidades de ir “desnudo”. Ahora mismo, en invierno hacemos algunas escaladas en hielo o mixto técnicas, o en verano pared, en cordada para aumentar el grado de confort y luego poder abordar objetivos más técnicos en estilo ligero. Al final, se trata de ver cuál es el objetivo que nos motiva y nos hace sentir bien. Para mí, es la ligereza; para otros, la dificultad…, teniendo en cuenta que hay que ir a tocar los otros para poder progresar en tus objetivos.
KTM: Una última cuestión. Creo que sabes que Kissthemountain es un proyecto que tiene su base en Granada. Si cierras los ojos y te trasladas a los días en los que vivías por aquí, ¿qué es lo primero que viene a tu mente?
KJ: ¡El calor! ¡Incluso en diciembre en Pradollano estabas sin camiseta! Esto es muy bueno para entrenar porque permite tener condiciones favorables para la motivación cada día y en una buena altura, pero por otro lado echaba de menos el frío y estos terrenos más técnicos.
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