La Roca Caliente. Los hermanos Pou en Gran Canaria

La Roca Caliente. Los hermanos Pou en Gran Canaria

 

 

 

Texto por: Kissthemountain

 

Creo poco en las casualidades. Cuando alguien me dice que algo ha ocurrido sin una causa aparente, trato de buscarla y casi siempre la encuentro. El domingo 13 de diciembre del año que acaba de terminar emitieron en la televisión pública un documental sobre los hermanos Pou en la isla de Gran Canaria acompañados por el también alpinista local Javier Cruz. En algo menos de 5 días acudiría, con motivo de la celebración del European Outdoor Film Tour, a la isla de cuento. Allí estaban invitados los grandísimos hermanos vascos. Me sorprendí a mí mismo pensando: ¡qué casualidad! Enseguida, casi por instinto, me dije que quizás no lo era tanto. Tardaría exactamente seis días en encontrar la causa que rompía la casualidad. Sería el sábado 19 de ese mismo mes.

Tras dejar el maravilloso pueblo de Teror, y siguiendo las indicaciones de nuestros anfitriones, nos dirigimos hacia la Cruz de Tejeda. Justo antes de llegar a este punto, el GPS nos indica que debemos tomar una curva a izquierdas de unos 180 grados para dirigirnos hacia los dominios del Roque Nublo. La carretera, la GC-600, es de curvas sinuosas que ganan y pierden altura; el entorno es el de una zona de montaña rodeada de grandes pinares que cuando la naturaleza así lo quiere, te deja ver, a la izquierda, la meseta central de las cumbres de Gran Canaria que alberga el Pico de las Nieves, punto más alto de la isla, y a la derecha, una vez pasada una zona increíblemente plana llamada los Llanos de la Pez, el majestuoso, y uno de los protagonistas del documental que había visto seis días antes, Roque Nublo, que tras unos kilómetros aparecía en su plenitud haciéndome pensar en el capricho de los dioses al crear un emblema tan bello para una isla tan bella. Porque en esos momentos, tras haber pasado la noche anterior en el centro monumental de Las Palmas de Gran Canaria, en el barrio de Vegueta, tan cargado de historia, y haber tenido ya la suerte de visitar Teror y recorrer parte de la montaña de la isla, yo ya era un enamorado más de este increíble enclave atlántico.

 

Y todavía me quedaban varias horas camino del sur, hacia la zona de Maspalomas, donde quería despedir el día dándome un baño junto a sus famosas dunas.

– Manuel, ¿sabes que el domingo pasado vi un documental sobre los hermanos Pou escalando en Gran Canaria en donde decían que aquí nació la escalada en la isla?

– Yo también lo vi. Les acompañaba Javier, con quien estuvimos cenando ayer junto a Iker y a Eneko. Pensé en la casualidad de que a los pocos días veníamos nosotros aquí.

– Quizás no sea tanta casualidad.

– ¿Qué quieres decir?

– No lo sé, pero tengo el presentimiento de que pronto lo sabremos.

Gran Canaria es un paraíso para el deporte outdoor. Basta ser un amante de las carreras de montaña para tener consciencia de esto. No sólo existe la Transgrancanaria, sino que son muchas más las pruebas que poco a poco van haciéndose un hueco en el calendario nacional. Obvia decir que sus caminos y senderos ejercen una gran atracción para todos los amantes del senderismo y de la bicicleta de montaña. Y por supuesto, la escalada es otra de las disciplinas deportivas que más se pueden disfrutar en una isla que, al ser prácticamente redonda, permite ver el mar en 360 grados cuando se alcanza altura. En el documental del que estamos hablando, los hermanos Pou destacan la calidad de su roca y de su textura, de canto pequeño con formaciones de basalto volcánico y con mucha vegetación alrededor como si estuvieras en cualquier lugar de Austria o Suiza. Hablan con pasión de la belleza de la escalada en el Parque Natural de Tamadaba entre gran vegetación y con preciosas vistas al mar, y lo mítico de escalar el Roque Nublo, el símbolo de la isla y algo que debería intentar cualquier amante de lo vertical, sobre todo para poder contemplar desde su cima, a una hora del mar, los mágicos atardeceres de la isla.

 

 

Por otro lado, Javi Cruz nos habla de un continente en miniatura, en el que poder ir a escalar al sur cuando en el norte llueve, o al norte cuando en el sur hace mucho calor. También de la magia de su entorno con paisajes espectaculares mires donde mires. Pinos, silencio y el alisio soplando. Contrastes. La roca caliente.

– Estuvimos ayer muy a gusto en el festival de cine de montaña, ¿verdad?

– Sí, me gustó mucho el teatro Guiniguada.

– ¡Y el restaurante donde estuvimos cenando con los Pou! Nos reímos muchísimo.

– ¿Cuál es el siguiente punto que nos han marcado en el GPS? Tengo mucha hambre.

– Pues hay buenas noticias. Toca comer en un pueblo llamado Tejeda. ¿No es ése el mismo que sale en el documental del domingo?

– Sí, donde fueron a comer los hermanos Pou.

Me voy con los contrastes de la isla, del mar a la alta montaña en menos de una hora. Me voy con estos sitios mágicos en los que no te encuentras a nadie. Me voy con estos atardeceres. Me voy sabiendo seguro que volveremos”. Estas palabras pertenecen a Eneko Pou y se encuentran en la parte final del documental. Pienso en ellas cuando después de comer tenemos que descartar la visita al Parque Natural de Tamadaba pues la hora se nos ha echado encima y queremos ir antes de nuestra cita para cenar con Saro y Dani a las Dunas de Maspalomas, al sur de la isla, con la esperanza de darnos un baño en el océano. La verdad es que Eneko tiene toda la razón.

 

 

Hace poco estábamos en la montaña, a casi 2.000 metros de altitud, y ahora el GPS nos indica que en poco más de 30 minutos llegaremos a la playa.

– ¿Un baño?

– ¡Venga!

La temperatura, tanto en el agua como tumbados sobre la arena tras el baño, es perfecta. Ha sido un día muy intenso. Cierro los ojos y pienso en él. No sabría con qué momento quedarme. Me gustó el desayuno en el barrio de Triana, la visita al pueblo de Teror donde me sorprendió la vida de sus calles y ese colmado tan especial donde era posible comprar desde algo de fruta a unos alicates, la ruta por la montaña camino del Roque Nublo en donde tanto disfrutamos, Tejeda, su comida y su bullicio, y por supuesto este momento en el que los últimos rayos del sol secan mi cuerpo.

– En cinco minutos se irá el sol.

Manuel me saca de un estado de duermevela en el que pensaba y dormía al mismo tiempo. El sol despide al día. Y en ese momento soy consciente de la causa que rompe la casualidad. Ya sé por qué el domingo pasado emitieron el documental sobre la escalada en la isla a través de los ojos de los hermanos Pou. Decido guardármelo para mí.

 

 

 

 

 

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