15 Jun MERRELL SKYRACE COMAPEDROSA. El lado más salvaje
Texto por Kissthemountain
PLA DE L’ESTANY – CIMA DEL COMAPEDROSA (2.942 METROS)
Ya escucho los gritos de ánimo de los muchos aficionados que cada año se congregan en uno de los puntos más especiales del skyrunning mundial. Me acerco al refugio de Pla de l’Estany. Cientos de personas gritan mi nombre. ¡Edu, Edu, Edu! No sé por qué me conocen, pero su aliento me empuja a dar los primeros pasos del tramo que conecta esta zona con la cima de la montaña que es el techo de Andorra. Dos kilómetros para salvar los 1.000 metros que me separan del Comapedrosa. Conforme avanzo hacia la cima, el rugir de los aficionados va convirtiéndose en murmullos. Y tras el murmullo llega el silencio. El más absoluto de ellos. Es el turno de jugar con mi mente. De engañarla. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. Ahora, al revés. Diez, nueve, ocho, siete, seis… La pendiente en estos primeros metros es tan brutal que comienzo a ser consciente de que, si quisiera, sería muy difícil darme la vuelta. La única salida es por arriba. No es un kilómetro vertical cualquiera. Ahora ordeno a mi mente cantar una canción. Cuando la termine quedarán tres minutos menos para acabar esta agonía láctica.
Voy marcándome pequeños hitos. Hablo conmigo mismo. No mires el desnivel que has salvado hasta que superes aquel punto donde parece que la exigencia afloja. Trato de mantener una cadencia en mis pasos. Es muy difícil. Me desequilibrio constantemente por la tecnicidad del terreno. Tampoco ayuda el castigo físico al que estoy sometiendo al cuerpo. Mi capacidad anaeróbica está a punto de saltar por los aires. Mi corazón envía sangre a los músculos a 190 pulsaciones por minuto. Cuando parece que no puedo más, veo el final. Cierro los ojos y grito de rabia. Lo he vuelto a conseguir. Allí está la cumbre del Comapedrosa con sus 2.942 metros de altitud. Hasta meta, unos ocho kilómetros de descenso frenético. Los primeros de ellos, de los más bellos que pueden recorrerse en una carrera de montaña. Esto es seguramente el kilómetro vertical más duro de los que se realizan en la Copa del Mundo Sky. Esto es Merrell Skyrace Comapedrosa.
Final de julio es una fecha marcada en el calendario de todos los amantes del skyrunning, ese deporte que se concibió en Italia consistente en salir de una localidad de montaña, subir a la cumbre más emblemática de la zona y volver a toda velocidad. Este año, la cita de Arinsal, en Andorra, estará dividida en dos partes. Del 22 al 24 de julio se celebrarán los YOUTH SKYRUNNING WORLD CHAMPIONSHIPS, donde jóvenes de todo el mundo de entre 15 y 23 años se medirán entre sí por categorías en pruebas que van desde el Kilómetro Vertical hasta los 16 kilómetros. Se espera la participación de unas 25 selecciones nacionales. Días más tarde, el 31 de julio, tendrá lugar la MERRELL SKYRACE COMAPEDROSA, la clásica, la que reúne cada año a los mejores skyrunners del mundo. Es la carrera que nadie quiere perderse, y que el año pasado sumó a sus clásicas pruebas de 24K | 2.375+ y 19K | 1.450+, otra de distancia ultra, con 50K y unos descomunales 4.500 metros de desnivel positivo.
EN EL PÁJARO CON ALAS
Poco a poco, la sensación de miedo va perdiéndose y me asomo con seguridad por la ventanilla. El helicóptero sobrevuela la primera de las subidas que afrontan los corredores de la carrera de 24K camino del Pic de les Fonts (2.748 m). En este momento se encuentran en el bosque que lleva a Bordes de Prats Nous. Desde el aire los distingo casi a la perfección. A algunos por su ropa; a otros por sus características formas de correr. Nunca me imaginé estar viviendo algo así. Ver una carrera desde el aire es algo que me marcará para siempre. Más cuando abandonamos la zona de vegetación y sobrevolamos un tramo de cresta muy aéreo y a mucha altura. Sin darme cuenta, el helicóptero se posa durante un tiempo inferior a dos segundos y tengo que saltar. Es el kilómetro 11 de carrera. He llegado a tiempo para ver pasar a los primeros clasificados. Si quiero llegar a meta antes que ellos, tendré que correr acompañándolos hasta el refugio de Pla de l’Estany, para desde allí dirigirme a Arinsal, confiando en que la subida que ellos harán al Comapedrosa me de tiempo para hacerlo. Comienzo un descenso de unos tres kilómetros donde perderé alrededor de 800 metros de desnivel. Bajo muy cuidadoso pues tengo que dejar pasar a los corredores que están en competición. Las primeras chicas también me adelantan. Es un espectáculo verlas bajar. Llego al refugio justo cuando inicia la subida al Comapedrosa un corredor llamado Edu. Lo sé porque todo el mundo grita su nombre. Me siento tentado a subir con él en lugar de dirigirme a meta por un sendero por el que la alcanzaría en menos de 45 minutos. No tengo mucho tiempo para pensarlo. Pongo en un lado de la balanza la belleza y la dureza de la subida al Comapedrosa y el posterior descenso con el espectacular Estany Negre, y en el otro, el ambiente que se vive en meta. Me decanto por este segundo. En cualquier otro momento, hubiera podido decidir lo contrario. Misterios de la mente humana. En cualquier caso, entiendo mi decisión. En pocas carreras se vive una línea de meta tan especial.
ENTRAR EN LA HISTORIA
Jan Magarit, Sheila Avilés, Kilian Jornet, Lina El Kott, Christian Mathys, Denisa Dragomir, Tom Owens, Laura Orgué, Pere Aurell, Oihana Kortazar, Brice de Soullier, Rosa Valls, Pascal Egli, Ester Casajuana, Rui Ueda, Clàudia Sabata, Marco de Gasperi, Sanna El Kott, Aritz Egea, Roser Espanyol o Marc Pinsach son algunos de los nombres que han subido al podio de algunas de las ediciones de Merrell Skyrace Comapedrosa. Ellos son quienes pasarán a la historia de la carrera, pero vencedores son todos aquellos que alguna vez en su vida han tenido el privilegio de correr una prueba que es puro skyrunning. ¿Quieres unirte a ellos? Ya lo sabes, el 31 de Julio puedes hacerlo. Será algo que no olvidarás jamás.
VER EN FORMATO REVISTA