15 Abr Millet. 100 años de historia de las montañas
Texto por Kissthemountain
Cuando en 1921 fabricaban talegas y morrales para los clientes de su tienda de alimentación en Lyon, Marc y Hermance Millet desconocían que estaban sentando las bases de lo que ha sido la historia del alpinismo a lo largo de los últimos 100 años. Porque sin Millet la historia de las montañas no sería la misma. La marca francesa lleva acompañando a los pioneros y revolucionarios de todas las disciplinas deportivas de lo vertical, y a aficionados de cualquier parte del mundo, desde los inicios de la actividad en montaña tal y como se entiende hoy en día.
No es fácil escribir en un único artículo toda la historia de la marca que comenzó su gran desarrollo en la localidad de Annecy, una vez que, por cuestiones de salud, Marc y Hermance tuvieron que instalarse allí donde los Alpes comienzan a dejar su influencia. Si cierras los ojos y piensas en los más grandes de la historia de las montañas, entre sus nombres encontrarás los de Louis Lachenal, Walter Bonatti, René Desmaison, Reinhold Messner, Patrick Edlinger, Christophe Profit, Éric Escoffier, Françoise Aubert, Jean Christophe Lafaille, François Damilano, Marco Siffredi, Jean Annequin, Yannick Graziani, Eva Walker o Symon Welfringer. La historia de ellos está vinculada a la de Millet. Basta pensar que las mochilas de la marca francesa acompañaron a Louis Lachenal a la cumbre del Annarpurna, primer ochomil hollado por el ser humano en 1950, o que Christophe Profit y Éric Escoffier contaban con los productos Millet en la trilogía de las caras norte en 1987, como también hacían Jean-Christophe Lafaille o el mágico Edlinger.
Pero hay mucho más. Millet ha sido pionera en formar cordada con grandes alpinistas y escaladores para el desarrollo de sus productos. Entre ellos, René Desmaison, Walter Bonatti, o los propios Louis Lachenal, Christophe Profit o Éric Escoffier. También vio como el nailon transformaba el mercado de las mochilas. Fueron los años en los que nació su famoso modelo amarillo con la bandera tricolor, la Sherpa 50 que, además de ser usada por los agricultores de la montaña que metían la botella de vino en sus bolsillos laterales, acompañó a Reinhold Messner en la primera ascensión sin oxígeno al Everest allá por 1978.
Un año antes, Millet se diversificaba con la producción de ropa de montaña entre la que destacaba la primera parka con membrana Gore-Tex o los modelos de chaqueta y peto, Blizzard y Glacier, que han acompañado a los más grandes escaladores, exploradores o aventureros de vanguardia no sólo a las más grandes montañas, sino también a los polos, desiertos o volcanes. Ya en este siglo, Millet, años antes de convertirse en proveedor oficial no sólo de la Compagnie des Guides de Chamonix, sino también de las de Grindelwald, Cervinia o Hakuba, en Japón, acompañaba a Marco Siffredi en el descenso con una tabla de esquí del Everest por el corredor Norton. Y Millet también apoya al GMHM –Grupo Militar de Alta Montaña- y al GFHM –Grupo Femenino de Alta Montaña-, al grupo Climb Up de salas de escalada en Francia, o a proyectos solidarios como el de la asociación 82-4000 Solidaires que moviliza, para que descubran la alta montaña, a personas que viven en la calle o migrantes, en su mayoría neófitos y poco acostumbrados a este tipo de entornos. En España es bien conocido su apoyo a la FEDME y a atletas como Nahia Quincoces o Ekaitz Maiz, entre otros.
Quiero terminar la primera parte de este artículo con una cita de Françoise Millet refiriéndose a la explosión que sufrió la marca en los años 60: “Veo aún los rollos de tejido al corte, los talleres de acabado para poner las hebillas, las cosedoras, la preparación de las correas, los agujeros en el cuero, los envíos -para los que metíamos en una caja una mochila en un sentido y otra en el contrario con un papel entre medias-… Veo aún a mi abuela, Hermance Millet, con su cuaderno de contabilidad…”. Me gustan estas palabras, porque a pesar del desarrollo industrial que ha acompañado, como no podía ser de otra forma, a Millet, la esencia de la artesanía siempre ha estado presente. #RISEUP
EN UN FUTURO, EL PLANETA SERÁ SOSTENIBLE O NO SERÁ
La limpieza de la Mer de Glace, expediciones para eliminación de residuos a los campos base de los ochomiles himalayos, operaciones de recogida y reciclaje de cuerdas de escalada (780.000 metros de cuerda que han encontrado un nuevo uso) son algunas de las acciones con nombre y apellidos que Millet viene desarrollando desde 2005. En 2007, se desarrolló un programa de upcycling a través de una gama de mochilas y accesorios de escalada. Siguió una serie de cuerdas certificada Low Impact, que incluía hilo no teñido, para reducir el consumo de energía y de colorantes. Desde 2014, Millet ha integrado un baremo interno de ecoconcepción, llamado LOW IMPACT, que destaca por el uso de los productos más respetuosos con el medio ambiente en sus colecciones. Esta certificación orienta todos sus procesos de desarrollo de productos.
Son acciones realizadas hasta la fecha por una empresa preocupada por proteger las montañas y el entorno natural frente a la emergencia climática y medioambiental, con la finalidad de adaptar su actividad al respeto de las necesidades de generaciones futuras y los recursos disponibles.
Y ahora, con motivo del centenario, Millet refuerza su compromiso con la sostenibilidad a través de su estrategia RISING CHANGE.
Partiendo de una evaluación del carbono, se está desarrollando una estrategia de atenuación, reducción de gases de efecto invernadero y adaptación al cambio climático con el objetivo de ser neutros en la emisión de carbono en 2025.
Aceleración del desarrollo de productos duraderos y reparables certificados LOW IMPACT, con unos objetivos concretos y cuantificables: el 100% de los materiales deberán ser materiales certificados en 2025 (Bluesign®/Oeko-Tex®), eliminación de sustancias químicas como los PFC y uso exclusivo de materiales responsables para 2030.
Compromiso de búsqueda de alternativas a los polybags y a la reducción del impacto de los embalajes a partir de 2022.
Fomento de la producción local.
Certificación internacional B Corp, para determinar que la empresa respete normas sociales y medioambientales exigentes y que adopte un compromiso con el progreso.
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