Oihana Azkorbebeitia. Naturalidad montañera.

Oihana Azkorbebeitia. Naturalidad montañera.

 

Oihana Azkorbebeitia está cerca de cumplir los 40 años. Veterinaria de profesión, es uno de los rostros habituales de las pruebas de la Copa del Mundo a las que siempre asiste con su familia al completo. Concibe la competición con una gran naturalidad. Lejos de meterse presión con entrenamientos, nutrición y otros aspectos, disfruta de lo que hace. Probablemente ésa sea la clave de su éxito y lo que le lleva año tras año a estar entre las mejores en las Skyrunner World Series. Este año tenía ganas de comenzar una nueva aventura con Merrell. No ha podido ser por la situación sanitaria. Seguro que el año que viene sigue regalando sonrisas sobre todo cuando las carreras se vuelven más verticales.

 

Texto:  Kissthemountain

 

Kissthemountain: La imagen que tengo de ti, como muchos otros, es la de una corredora que lleva muchísimo tiempo compitiendo a nivel nacional e internacional. Creo que desde 2005 o 2006.  Me da la impresión de que, más que por el hecho de medirte a otras rivales, lo haces por conocer otras montañas. Por decírtelo de distinta manera: pienso que si no pudieras correr harías otras actividades en el monte; o que si no hubieras elegido el trail como deporte serías alpinista o escaladora. ¿Estoy equivocado?

Oihana Azkorbebeitia: La verdad es que, entre comillas, no soy nada competitiva. Por decirte algo para que te hagas una idea, no tengo entrenamientos enfocados a algún objetivo concreto. ¿Qué entrenamientos tengo para hacer Copa del Mundo? No tengo nada planificado. Me levanto por la mañana y, según el clima que haga o el tiempo que tenga, cojo a mis perras y tiro para el monte. Me gusta viajar a carreras porque disfruto poniéndome un dorsal y corriendo, pero sobre todo por las montañas. Creo que, más que corredora, soy montañera. De pequeña he ido mucho al monte con mis padres y he conocido la montaña como tal antes que la competición. No me supone un esfuerzo levantarme por la mañana e ir a la montaña. Ya te digo, no tengo entrenamientos, sino que voy por libre. Como dices, si no pudiera correr… Escalar nunca lo he hecho. Es algo que tengo pendiente. Mis hijos acaban de empezar con esta actividad. Haría montaña de una forma u otra, aunque fuera andando.

K: Además, también tengo la impresión de que este deporte se vive de una manera diferente en Euskadi. Hace poco hicimos un artículo muy bonito sobre Jokin Lizeaga en el que nos hablaban de él Aritz Egea, Leire Martínez y Ainhoa Txurruka, de Zegama. Nos quedamos con la impresión de que, aparte de ser un referente en Euskadi, su filosofía era algo diferente y creo que algo parecida a la tuya. Es competitivo, como también creo que tú lo eres aunque nos hayas dicho ahora que no, pero, sobre todo, es una persona que ama la montaña.

O: Sí, es verdad que cuando compito, lo hago, pero sin ese afán de ganar a toda costa. Intento hacerlo lo mejor posible, pero sin más presión de la cuenta.

K: Lo que te quería preguntar es si crees que las carreras por montaña se viven de otra manera en Euskadi.

O: Empecé en 2006 con la selección vasca cuando era entrenador Kepa Larrea. Luego he ido siempre sin preparador, entrenamientos, gimnasios y ese tipo de aspectos. Creo que en Euskal Herria es todo diferente porque en ciertos aspectos vivimos de otra manera la competición deportiva, no sólo de montaña, también en ciclismo, pelota, fútbol… La afición es diferente. Se vive mucho el deporte. No hay más que ver el ambiente que se crea en Zegama. Allí nos juntamos toda Euskal Herria más el resto del mundo. Ese ambiente que hay para carreras de monte y otros deportes no lo hay en otras partes del mundo.

K: Oihana, háblame de tus montañas. ¿Cuáles son?

O: Yo soy de Abadiño, Bizkaia, y aquí salgo al balcón y veo Anboto. Tiene 1.300 metros. No es muy alto, pero sigue con un cresterío impresionante hacia el Alluitz, que por cierto es el nombre de mi hijo. Según salgo de casa, tiro para el monte sin coger el coche. También está el Untxillaitz. Hay varios picos. Además voy mucho a Atxarte, una zona muy típica de escalada. Me gusta mucho andar como las cabras y toda esta zona me lo da. Hay un zona entre Alluitz y Anboto que es el Paso del Diablo que es un poco complicado. Quizás lo conozcas.

K: Es uno que la mayoría de la gente pasa a horcajadas, ¿no?

O: Sí, tienes que sentarte porque es muy estrecho. Si vas de Alluitz a Anboto, hay una caída grande a la derecha.

K: ¿Vas por esa zona no sólo para entrenar? Me explico. ¿Son lugares a los que acudes para pensar si tienes que tomar una decisión o para buscar esa “especie” de ayuda si estás en un mal momento? O incluso al revés, si te encuentras feliz.  ¿Es una especie de refugio para ti?

O: Cuando estoy agobiada o necesito escapar, salgo de casa y suelo subir a una zona de hayedos que utilizo como refugio. Se llama Guenzelai. Está a las espaldas de todo el cresterío del que te estoy hablando. Hay un árbol muy grande en el que me encanta sentarme.

K: ¿Recuerdas cuál fue tu primera carrera de montaña?

O: Fue en 2005 o 2006, una carrera que unas veces empezaba en Azpeitia y otras en Azkoitia, que son localidades próximas. Ese año lo hacía en Azkoitia: Izarraitz Mendi Lasterketa. Se subía Izarratiz y otros montes. Yo no conocía este mundo aún. Cuando terminé la universidad, en 2004 o 2005, hacía el deporte justo. Mi cuñado practicaba carreras de montaña y me animó a ir. Eran 21 kilómetros.

 

 

A dos de meta, me dio un gran bajón y me caí al suelo. No sabía cómo se comía ni cómo hacer una carrera de montaña. Corrimos tres chicas y quedé segunda. Ganó Nerea Amilibia. Después me llamaron de la selección de Euskadi y hasta ahora.

K: Llevas desde 2008 participando en Copa del Mundo. Has recorrido prácticamente todo el planeta compitiendo. Me gustaría que me hablaras de algunos recuerdos de momentos especiales de estas pruebas, aquellos de los que te sientas orgullosa o que sean significativos para ti.

O: Tengo muchos recuerdos de carreras de varios años. Te puedo decir que la primera vez que corrí en Copa del Mundo fue en Italia, en Sentiero delle Grigne, en 2008. Ya no sé si se hace. Eran 43 kilómetros y me pareció una barbaridad. Todo eran piedras, con pasos con cuerda… Me quedé flipada de lo que era aquello. Yo iba con unas zapatillas viejas con las que casi no podía andar por allí. Fue un mundo pasar de hacer Copa de España a esto. El seleccionador de aquella época nos dijo que había dinero para ir allí. Fuimos Jokin Lizeaga, otros dos chicos y yo. Tardé casi ocho horas en 43 kilómetros. Ese es el primer recuerdo que me viene.

K: ¿Otros?

O: Son muchísimos.

K: Dime un par de ellos.

O: La carrera de Escocia me encanta. He corrido tres años. Es muy chula. La Ring of Steal Skyrace. Me gustaría hacer también la más técnica. Este año no ha podido ser. A ver si el año que viene es el momento. También, no por resultado sino por ir con la selección, Skyrace Comapedrosa. No es una carrera que me vaya bien, pero por el ambiente, por ir con la autocaravana… Son muchos recuerdos, pero sobre todo el de esa primera carrera de la que te hablo.

 

 

 

K: La primera vez que hablé contigo fue en el BUFF Mountain Festival. Estábamos en el mismo hotel y apareciste para cenar con los críos y tu pareja en el comedor donde yo estaba. También te he visto igual en Comapedrosa o en Limone. Oihana, ¿cómo compaginas familia, trabajo y competición? ¿Qué apoyo encuentras en la familia?

O: Cuando empecé a viajar por Copa del Mundo ya estaba con familia. Mi primer hijo había nacido y yo lo llevaba para darle pecho. Luego llegó el pequeño. No me imagino ir sin ellos. Algún viaje he hecho sola, pero es la excepción. Vamos en familia, todos juntos. Me gusta que los críos viajen y vean lo que hago. Me parece algo importante para ellos. Además, nos lo pasamos muy bien. ¿Compaginar? Estoy con reducción de jornada por los críos y tengo tiempo por las mañanas para salir a entrenar. Si no fuera así, sería imposible. Es lo que te decía antes. Me encanta correr, pero no tengo objetivos ni entrenamientos concretos. Me agobiaría muchísimo. Voy a mi aire y entreno cuando y como quiero, y eso hace que pueda seguir. Además, tengo tres perras. Siempre salgo a correr con ellas, nunca sola. Tengo que hacer un puzle para encajar los niños, el colegio, las perras, el trabajo, pero me encanta. También tengo el gran apoyo de mi pareja. Sin él, no podría hacer tantas cosas. Somos un núcleo familiar que vamos todos en pack a todos los sitios, si se puede.

K: Como los feriantes…

O: [Risas]. Sí, sí. Empezamos así y seguimos. Somos todos juntos. Este año íbamos a ir a Italia a correr en Canazei, Dolomitas, en furgoneta, dos niños. tres perras y dos adultos. ¡Todos! Somos familia numerosa y unida.

K: Esto que me cuentas de que no sigues entrenamientos… Imagino que habrá ido cambiando con el tiempo. Lo llevo al punto de vista de la competición. ¿Sigues igual de motivada al ponerte el dorsal por hacer un buen puesto en carreras o hay algunas en las que te dejas llevar? ¿Ha cambiado tu forma de competir?

O: Cambió con los críos. Al tener al mayor, mi prioridad ya no era llegar a meta entre las primeras, sino para ver cómo estaba el crío y darle el pecho. Allí me cambió el chip y ya desde entonces. En el momento en el que te pones el dorsal, está claro que estás compitiendo y me meto en carrera, pero voy siempre por sensaciones intentando disfrutar y sufrir lo justo. Si veo que me estoy muriendo, bajo el pistón sin problema. Quiero disfrutar de la carrera. Si no hubiera críos y voy a lo que voy a una prueba, sí que me dejaría la piel en esto, pero ahora es otro tema, por la familia y por todo. No me compensa. No me sirve para nada sufrir y no disfrutar de la prueba. Además, con el grandísimo nivel que hay ahora… Yo tengo también una edad y los que vienen por detrás están muy fuertes. Priorizo disfrutar. Sufrir siempre lo hago, pero hasta un límite. Mi objetivo es llegar a meta y decirme que he hecho una buena carrera y que me lo he pasado muy bien, independientemente del resultado.

K: En carrera te he visto sufriendo en alguna situación, ¿eh?

O: Me encanta subir, así que para arriba lo voy a dar todo, pero para abajo intento controlar más pues soy un poco torpe. En carrera intento ir siempre sonriente y saludar a la gente. Estamos compitiendo, pero lo hacemos porque nos encanta, ya que no me gano la vida con ello. Vivo la carrera no sólo para morirme en ella. Hay momentos subiendo que aprieto a tope, y otros, en bajada, que voy más despacio y no pasa nada. Trato siempre de agradecer los ánimos con una sonrisa.

 

 

 

K: Es verdad que el nivel es muy alto en chicas y que ha subido mucho, pero, aun así, el año pasado, por ejemplo en Limone, te metes muy arriba y haciendo un top-10 en Copa del Mundo.

O: En mi caso es más la regularidad. Empezamos en mayo y competimos hasta octubre. Si lo das todo a principios de temporada, llegas al final muy quemado física y psicológicamente. Mucha gente se prepara a tope: entrenamiento, alimentación… Y eso mete presión. A octubre llegan muy tocados. Yo creo que empiezo y acabo a un nivel parecido. Cansada, claro, porque hacemos muchas carreras, pero mentalmente llego bien. Creo que esa es mi principal ventaja. Es que no puedo hacer otra cosa ya que tengo familia y trabajo.

K: Respecto a esa regularidad que manejas, y en relación a lo que me has contado de la presión psicológica que se meten otras corredoras con los entrenamientos, la nutrición…, es muy habitual que si la carrera no les está saliendo bien se retiren. En tu caso es todo lo contrario. No conozco una carrera en la que hayas abandonado. Vuelvo a que creo que competir para ti es otra cosa.

O: Claro, es lo que te decía antes. Si voy mal en carrera, bajo el pistón y a llegar a meta. Retirarse es lo último si no te has lesionado o vas muy mal y aún te faltan 50 kilómetros más. Lo hice una vez en Copa de España porque me estaba mareando, y otra en Zegama 2011 por fuerza mayor porque me dio un golpe de calor a 500 metros de meta y me caí. Pero yo quería llegar, aunque iba a hacer más de cinco horas y media. No me importa llegar la vigésima. Es lo que hay. Si ese día no me he sentido bien, pues no pasa nada. Ya habrá días mejores.

 

 

 

Esa presión no me puede. No me asusta el no hacerlo bien, solo quiero llegar a meta.

K: Es una fortaleza. Te estás quitando una presión absurda porque que coman de este deporte hay tres.

O: Es que no tiene sentido. En Zegama todo el mundo anda con nervios. “¡Ay qué agobio, que vienen los mejores!”. A mí eso precisamente me quita responsabilidad y presión. Voy muy tranquila porque como hay tanto nivel, no espero más de mí que intentar hacerlo lo mejor posible. Esas carreras suelen salir bien.

K: La distancia larga te iría bien por esa forma de entender la competición larga…

O: Es que no tengo tiempo para entrenar tanto y tampoco me llama mucho la atención lo largo. Este año quería hacer una carrera por aquí que sube Anboto, Gorbeia y Aizkorri, una de 100 kilómetros. Es la única larga que he hecho. Más distancia no me llama la atención, sobre todo por el entrenamiento que lleva detrás. Me van mejor a partir de 30 kilómetros, pero no tanto.

K: Cuando seas mayor…

O: El año que viene cumplo 40, así que igual tengo que ir pensándolo ya. [Risas].

K: Hemos estado acostumbrados a verte correr de azul y ahora pasas a una marca como Merrell que está apostando fuerte por el skyrunning. Son patrocinadores de las Skyrunner World Series y han creado un equipo muy competitivo, más ahora con el fichaje de Marc Pinsach.

O: Este año es que ha sido muy frustrante. Como equipo no hemos podido hacer nada de lo previsto. Sí que estuvo por aquí Damien [Humbert] con la autocaravana. Me llamó y estuvimos entrenando un domingo, pero no hemos coincidido muchos más. Conozco a las chicas [Ragna Debats, Sanna y Lina El Kott, Georgia Tindley y Denisa Dragomir] porque hemos coincidido en carrera, y de chicos a Hector [Haines] de cuando grabamos un vídeo. Me da pena. Íbamos a hacer una concentración en junio o julio, pero no salió por el virus. Además, estaba muy ilusionada con esta temporada por hacer cosas diferentes y estar con otro tipo de gente, pero… Seguro que la temporada que viene es diferente. Tengo ganas de hacer muchos proyectos con el equipo Merrell.

 

 

 

 

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