Sarah McNair-Landry. Otra forma de vida.

Sarah McNair-Landry. Otra forma de vida.

 

 

Texto:  Kissthemountain. 

 

S  

arah es la primera mujer reconocida por la International Polar Guides Association como maestra guía polar. Creció en la isla de Baffin y gracias a sus padres se acostumbró al frío y a vivir rodeada de perros. Es la persona más joven que ha viajado a ambos polos, norte y sur. Sus aventuras también la han llevado a hacer kite por el desierto del Gobi, a cruzar en canoa ríos en Rusia y a moverse en camello por el Sahara. En 2007 fue nominada a “Adventurer of the Year” por la revista National Geographic. Conforme avances en esta charla, te darás cuenta de que otra forma de visa es posible. Sarah McNair-Landry es una de las protagonistas del EOFT 2020.

 

Kissthemountain: Hola Sarah. Acabamos de visionar el vídeo que aparece en “The best of” del European Outdoor Film Tour (EOFT) y te soy sincero cuando te digo que teníamos conocimiento de algunas de tus actividades de manera individual, pero nos damos cuenta ahora de que tu vida siempre ha estado orientada a la aventura. Imagino que te habrán preguntado en numerosas ocasiones por qué. Nos gustaría que profundizases en este aspecto.

Sarah: Crecí en un pequeño pueblo en el sur de la isla de Baffin, en el Ártico canadiense, sin carreteras que salgan de la ciudad (salvo para volar), y sin mucho qué hacer allí, por lo que el entorno natural era nuestro patio de recreo. Mis padres son ambos guías polares, así que nos llevaban a mi hermano y a mí a pasear en trineo tirado por perros y a acampar los fines de semana. Me encanta estar al aire libre y salir de excursiones de todo tipo: aventuras de un día, una semana o varios meses. Trato de priorizar eso en mi vida, incluso si significa que tenga que hacer sacrificios.

K: Por nuestras páginas han pasado muchos de los grandes nombres de los deportes outdoor. Pienso ahora en Denis Urubko, Tamara Lunger, Adam Ondra, Alex Txikon, Núria Picas, los hermanos Pou, Kilian Jornet y muchos otros entre los que también está el escalador Chris Sharma. A este último le preguntábamos por la escalada como una forma de arte. Él nos decía: “Siempre he visto esas vías de altas dificultad como esculturas que existen desde hace cientos o miles de años, y cuyo código de secuencia, nosotros los escaladores, desciframos. Es como si una pared cualquiera se transformara en una obra de arte. Son esculturas que toman vida con la interacción humana”. ¿Crees que puede considerarse la actividad outdoor como otra disciplina artística?

S: Estoy de acuerdo. Las expediciones y el deporte en general, además de ser nuestra pasión, son una forma de expresión. Todas las expediciones comienzan con una idea. A partir de ahí, tenemos que ser creativos para averiguar cómo hacerlas posibles. Tal vez sea esquiar 1.000 kilómetros remolcando nuestro equipo para acceder a un remoto río en Groenlandia, o aprender a construir kayaks de estructura de piel tradicional para usarlos en una expedición de remo de dos meses. La financiación de las expediciones suele ser un aspecto complicado. No es fácil encontrar los recursos económicos necesarios, así que éste es uno de los apartados de toda expedición donde hemos de ser enormemente creativos para poder desarrollar eso que tenemos en mente.

En 2015, Boomer y yo salimos en una expedición de 120 días de trineos tirados por perros. Recorrimos la épica expedición que mis padres hicieron alrededor de la isla de Baffin que no se había repetido hasta la fecha. Y la mejor parte de todo es que en ocasiones no se necesitan vuelos caros a destinos lejanos para llevar a cabo esas disciplinas de las que hablamos y que sacan lo mejor de nosotros mismos en sintonía con la naturaleza. Comenzamos la expedición literalmente en nuestra misma puerta, enganchamos nuestros 13 perros, y cuatro meses más tarde estábamos de vuelta sin haber utilizado ningún otro medio.

En ese contexto de expresión, decirte que para mí otro gran aspecto de las expediciones es poder grabar el viaje y contar la historia a través de películas y fotografías.

 

 

 

K: En otra entrevista que realizamos hace ya un tiempo con los hermanos Pou, nos decían que el miedo es algo que uno no se puede permitir cuando está en un momento delicado en la gran montaña. Imagino que en la actividad que tu realizas, el miedo se presenta de diferente forma que en la alta montaña. ¿Cómo te llevas con el miedo? ¿Te encuentras con él habitualmente? ¿Cómo se gestiona?

S: En primer lugar, siendo honestos, todo el mundo siente miedo. Es un instinto humano básico que es muy importante para nuestra supervivencia. Hay muchos tipos de miedo, de carácter tanto racional como irracional. A veces es bueno escucharlo porque nos mantiene a salvo. Pero en ocasiones, son miedos completamente irracionales que nos paralizan.

Por ejemplo, tengo un saludable respeto por los osos polares. Esto es muy razonable. Son animales hermosos, pero también pueden matar a un humano -ya tuve una desagradable experiencia cuando uno de ellos atravesó mi tienda de campaña-, y cuando se viaja por áreas donde existe la posibilidad de encontrarse con ellos es bueno tomar las precauciones necesarias. Sin embargo, tengo un miedo totalmente irracional a las serpientes, incluso a las que son inofensivas. A veces puede ser un reto averiguar qué miedos son buenos y nos mantienen a salvo, y cuáles son irracionales y no debemos escuchar demasiado o tratar de superarlos.

K: Sarah, háblanos de la soledad. ¿Cómo es tu relación con ella? ¿En qué lugar la has sentido de una manera más intensa?

S: La experiencia de una expedición es una extraña mezcla entre pasar una gran cantidad de horas con varios miembros del equipo y, al mismo tiempo, momentos de soledad perdida dentro de tus propios pensamientos mientras viajas durante el día con la cometa, el trineo de perros o tus esquís.

Para ser honesta, en mi caso, no paso mucho tiempo en las expediciones en solitario. Si se trata de un viaje duro, entonces somos ultra eficientes: dormir, comer, beber e ir hasta que no puedas más para repetir, sin tiempo a sentir una pesada soledad.

 

 

K: Quizás deberíamos haber empezado esta charla contigo por aquí y no haber abordado cuestiones tan profundas hasta más tarde, pero algo nos decía que el orden de las preguntas debería haber sido éste. Voy ahora a unas cuestiones que creo más fáciles. ¿Puedes hablarnos de la expedición que más te haya marcado?

S: No hay una expedición que destaque particularmente como mi favorita. Tengo buenos recuerdos de muchas, y cada una de ellas tiene sus propios desafíos y puntos culminantes.

Mi hermano y yo pasamos 85 días esquiando con cometas en invierno a través del paso del Noroeste [ruta que bordea Norteamérica por el norte conectando el océano Atlántico y el Pacífico]. Fue una expedición dura. Nos enfrentamos a hielo y aguas abiertas en mal estado, lo que nos obligó a desviarnos 550 kilómetros. Sin embargo, a menudo las expediciones más duras son también las más gratificantes.

En 2015, mi compañero Erik Boomer y yo pasamos 120 días circunnavegando la isla de Baffin en un trineo tirado por perros, rememorando una expedición que mis padres habían hecho 25 años antes. Nadie había sido capaz de repetir su expedición, así que con sus diarios originales y nuestros 13 perros nos dirigimos durante cuatro meses para seguir su ruta.

Mi compañero, Erik Boomer, es un remero profesional. Hace varios años decidimos combinar nuestras pasiones (el kite ski y el kayak), y junto con nuestro buen amigo Ben Stookesberry, nos dirigimos a Groenlandia. Hicimos kite ski remolcando nuestros kayaks y equipo 1.000 kilómetros a través del casquete de hielo de Groenlandia- para acceder a un río remoto y remar hasta el océano.

K: Si cerrases los ojos ahora mismo y al volver a abrirlos regresaras a algún lugar en el que ya hayas estado o a un momento que hayas vivido, ¿cuál te gustaría que fuese?

S: Si tuviera superpoderes para poder viajar en el tiempo a un lugar en el que he estado, ¿por qué no ir mejor entonces a un lugar nuevo?

K: ¿Cuál es el lugar más especial por su belleza que te has encontrado?

S: Vivo en uno de los lugares más hermosos del mundo: la isla de Baffin. La costa este tiene magníficas montañas, acantilados escarpados, glaciares colgantes que fluyen hacia el océano creando icebergs gigantes. Groenlandia y la Antártida empatarían en segundo lugar. Cadenas montañosas remotas se elevan de los glaciares más grandes del mundo creando un paisaje impresionante.

K: ¿Qué es un perro para ti?

S: He criado a todos mis perros desde cachorros, y, aunque son perros de trabajo, los considero como mis mascotas. En este momento tengo 13 perros de trineo Inuit canadienses, con cachorros en camino. El trineo tirado por perros es una forma increíble de viajar por el Ártico y en expediciones. ¿Quién no quiere llevar a sus perros con ellos? Y además son la mejor alarma para los osos polares.

K: Sarah, terminamos ya… ¿Puedes decirnos a quién admiras? ¿Qué personas te inspiran?

Mis padres me inspiraron y me aportaron multitud de conocimientos y habilidades para desenvolverme en cualquier expedición. Lo más importante que me enseñaron fue a estar cómoda en el frío y a divertirme en los espacios naturales. Mi hermano y mi compañero Erik Boomer siempre me han apoyado, y son los miembros más asombrosos del equipo. He tenido la suerte de unirme a Will Steger en dos expediciones, y su pasión por lo que hace no deja de inspirarme. Lo hace porque realmente le encanta y, aunque está en sus 70 años, sigue saliendo a descubrir tierras inhóspitas de manera regular.

K: Sarah, muchas gracias. Ha sido un placer conocer otra forma de vida.

 

 

 

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