27 May Sílvia Puigarnau. Transmitir pasión.
Texto: Álex Colomina | Kissthemountain.
S
ílvia Puigarnau nació en 1987. Crecida entre Lleida y la Ribagorza, toda su vida giró alrededor del deporte. Seguro que no sospechaba cuando salía de niña a la montaña y a correr con su padre que hoy estaría compitiendo en pruebas de Copa del Mundo a un nivel muy alto. Pasa horas entre rocas y aristas, le gusta más la nieve que el asfalto y sus metas van más allá de las medallas. Disfrutar de la montaña, sentir su llamada y conocer todos sus rincones es lo realmente importante para ella. Docente en la facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de Lleida, transmite pasión por todo lo que hace. La facilidad de contagiar la energía que te mueve es más fácil cuando algo te apasiona.
Kissthemountain: Hola Sílvia. Espero que estés pasando bien estas semanas extrañas y nuevas para todos. ¿Cómo llevas el confinamiento?
Sílvia Puigarnau: Hola. Un poco raro. Es una situación excepcional para todos. Yo trabajo de docente en INEFC Lleida. Desde el principio tuve mucho trabajo online. Los primeros días pensaba que no me iba a suponer tanto, pero me está llevando mucho tiempo. Me compré una cinta de correr. Hace unos años trabajé en el mundo del fitness y tengo bastantes contactos. Enseguida la tuve en casa. Unos ahorros que tenía para hacer un máster de fisiología se han ido a otra cosa [Risas]. Cuando estalló todo, estaba en Lleida, donde trabajo, pero mi pareja, Edu Hernández [Otro excelente corredor] vive en Girona. Este curso había compactado horarios para poder vivir entre Lleida y Girona. Me cogió todo en casa de mis padres y aquí me quedé. Tengo un montón de material para entrenar, espacio fuera y así puedo avanzar en los entrenamientos. Ahora que estoy corriendo a mayor nivel, me lo tomo como un trabajo. Al principio pensaba que quizás nos dejarían salir a correr algo, pero nada… Me centré en adelantar mucho el temario de la universidad y en dar clases de fitness online.
K: Con el boom de ejercicio en casa que está habiendo durante el confinamiento, seguro que has grabado muchos videos [Risas].
S: Estaba haciendo entre una y dos sesiones online al día. Además de corregir trabajos de los alumnos, avanzar con temarios y proyectos de investigación que tenemos, quería entrenar. No tenía tiempo ni para pensar. Pasaron los días muy rápido, incluso demasiado ocupada. Esta última semana psicológicamente ya va pesando, aunque sigo teniendo faena con investigaciones. Estamos haciendo un proyecto muy potente sobre la triada femenina [Relaciona el déficit energético con la función menstrual y la densidad mineral ósea] con 36 chicas en el INEFC Barcelona. Ya empieza a ser cansado estar en casa. A los que somos tan activos y con tantas ganas de movernos, se nos puede hacer más difícil.
K: Es normal que la motivación vaya evolucionando a lo largo de los días. Yo también estoy muy ocupado en casa, pero los días van pesando y es difícil mantenerla alta sin que nos dé un poco el aire. En casa cuesta desconectar de lo que estés haciendo allí. Hay muchas ganas de ver a amigos, juntarte con más gente…
S: Yo soy una persona muy apasionada, con muchos objetivos, personales y deportivos. Soy social, pero cuando entreno. Después, tengo mucha faena y poco tiempo libre. También intento cuadrar horarios para ir a Girona. Por ejemplo, cojo un lunes temprano y subo a esquiar para después estar trabajando en casa de 14 a 22h. Como me llena, lo hago con mucha pasión y eso es lo que me está faltando. Es fácil perder un poco la motivación.
K: ¿A qué deportes estuvo ligada tu infancia?
S: Desde los dos años, tenemos en la Ribagorza una caravana. Los de la zona me dicen que conozco el entorno más que muchos de ellos. Íbamos siempre que podíamos y he crecido allí. En parte me siento ribargorzana. Mi padre corría por allí y yo iba con él. Antes no lo hacía nadie y éramos el padre loco y su hija pequeña que salíamos a correr. También por Agramunt, mi pueblo, íbamos a nadar, en bici… Éramos los locos. En la adolescencia, los chicos de mi edad se reían de mí y ahora todos están corriendo [Risas]. En aquella época hacía salidas con los scouts, por lo que iba a la montaña también sin mi padre. También hacía cross, aunque mi deporte principal era el balonmano. Llegué a jugar en División de Honor B.
K: Hay muchos corredores y corredoras que antes hacían deportes de equipo. Creces con unos valores muy bonitos.
S: Fueron pasando los años. Yo estaba federada en un club de montaña cerca de mi pueblo, el Centre Excursionista Guissonenc. Con 26 años me llamaron para decirme que les hacía falta una chica para ir a correr el Campeonato de Cataluña de carreras por montaña. En casa hacía montaña desde pequeña, algunas actividades de alpinismo… Allí me planté. Fue la carrera más larga de mi vida [Risas], La Burriac Xtrem. Tampoco lo hice muy mal. Me gustó. Así evolucioné hacia las “excursiones rápidas” y empecé a hacer montaña en plan ligero. Estuve unos años trabajando en fitness y jugando a balonmano. Mientras tanto, corría algunas carreras sueltas. Viajamos a correr a Zermatt, Marruecos, Canazei… iba con los amigos y era muy divertido. Dejé el balonmano hace cinco años y los trabajos de fitness hace tres. Entonces quise ponerme a entrenar mejor y aquí estoy.
K: ¿Qué fue lo que te impulsó a entrenar más en serio?
S: Llevo haciendo montaña toda la vida. No soy de los que vienen del atletismo y luego se pasan a la montaña. La he vivido de siempre y me encanta. A mí, por ejemplo, las carreras muy rápidas me cuestan. También es psicológico, porque pienso que no es montaña. Evolucioné hacia una manera de afrontar la montaña de manera más rápida y ligera.
K: Por las carreras en las que has participado hasta ahora, se nota que lo que te gusta es correr por montaña y en zonas técnicas. Has participado en muchas de las pruebas más técnicas que existen.
S: Soy consciente de mis limitaciones fisiológicas, pero he llegado a estar veloz y competitiva en carreras rápidas. He llegado a hacerlo bien dentro de mi nivel que marca estar trabajando 40 horas a la semana. Sé que puedo, pero no me motiva. Quiero estar bien para hacer carreras como Tromsø Skyrace, Zermatt Extreme o Trofeo Kima. Me gusta sentir el monte, la dificultad de los pasos, que me coja la lluvia… No sólo correr por correr. Puedo ir a carreras más rápidas para prepararme y trabajar mis puntos débiles, pero realmente mi objetivo y donde disfruto es entre rocas, saltos, nieve… Es esa parte aventurera la que me llena.
K: Tus mejores recuerdos en carrera seguro que están relacionados con esta vertiente, entonces.
S: Exacto. Casi siempre cuando me he sentido competitiva y había aventura. Recuerdo ciertos momentos y siempre son en ese tipo de carreras. La primera que me viene a la cabeza es la Zermatt Extreme. Fue una explosión de sensaciones que justifica todo lo que sufro entrenando. Empezar a adelantar gente por los pedreros, bajando rápido, las crestas… De golpe me veo en una quinta posición.
Al final me adelantó Elisa Desco… ¡Estar compitiendo contra ella! ¡Una pasada! De bajar como una loca me tuvieron que poner tres puntos en el dedo gordo, por eso creo que no la cogí [Risas].
K: Has tenido la oportunidad de correr carreras muy potentes en unos entornos privilegiados.
S: Otro buen recuerdo es la bajada de Mulleres en la que pude adelantar a Gemma Arenas y sacarle mucho tiempo en este tramo. También en Escocia, una carrera tan extrema y que te permite ver las Highlands, y trepar y trepar… Esto es lo que me apasiona. Antes podías correr Copa del Mundo como club, e íbamos con Matxacuca. Es espectacular que un club te permita correr Copa del Mundo. Son muchos recuerdos y vivencias llenas de sufrimiento y diversión. Me adapto a lo que sea, a los momentos buenos y a los malos. Siempre digo que lo que no te mata te hace más fuerte.
K: ¡Eso es! Lo vamos aprendiendo con los años.
S: ¡Sí! Ahora, esto para mí está siendo un segundo confinamiento. Fui a Euráfrica Trail, a finales de octubre. Una experiencia brutal con un trato humano impresionante. Lo malo fue que en las dos últimas etapas no pude correr porque me fracturé el pie y lo pasé mal. Al principio, durante el primer mes, no me inmovilizaron del todo. Hubo que esperar hasta ver que no soldaba. Estuve todas las vacaciones de invierno con muletas e inmovilizada con una bota. Me hicieron factores de crecimiento y recuperé, pero estuve mes y medio confinada y confitada [Risas]. Ahí sí que tenía la motivación de estar tres horas encima de una bici estática, incluso con la bota. La gente avanzaba y entrenaba y yo estaba parada. Ahora me he relajado más. Voy haciendo, pero no me voy a matar. No estoy realizando sesiones de más de 15 kilómetros en la cinta.
La pasión nos hace existir, nos motiva a realizar algo y a hacerlo bien. Emoción y deseo. Se dice que la pasión es la clave de la perseverancia para lograr el éxito. No hay mejor herramienta para alcanzar una meta que creer en ella. Así, el esfuerzo es placentero y llevadero, no una obligación, sino una recompensa. Silvia vive la montaña, disfruta corriendo en ella y entrenar así es más fácil. Es parte del círculo de motivación, deporte y rendimiento.
K: Cuando empezó el confinamiento se decía que en verano habría carreras y aún se estaba en ese bucle de mantener un nivel alto de forma, pero las semanas van pasando y cada vez se ve menos claro que vaya a haber eventos multitudinarios a medio plazo. Para mí es momento de entrenar porque me gusta y me motiva estar en forma, pero no para rendir en algún objetivo a un alto nivel.
S: Nosotros no somos profesionales. Tenemos nuestro trabajo. Yo entreno porque ha sido mi estilo de vida desde que era una niña. Me he automotivado para entrenar y mantenerme en forma porque me encanta descubrir y conocer el entorno. Pienso que este verano va a ser el momento de salir mucho a la montaña a afrontar retos que tengo pendientes. Hasta la lesión me llevaba Rafa Flores [Entrenador de grandes corredores de montaña]. Siempre fue genial y divertido porque teníamos “negociaciones” con rutas que yo quería hacer por Pirineos. Él me decía que no o me ponía un límite de tiempo. Tenía que ir parando el reloj para que no sumara todo el tiempo [Risas]. Lo que busco es la aventura, que la actividad vaya más allá del entrenamiento. Entre semana hacía mis entrenos tal cual, pero el fin de semana, si estaba lejos de competición, quería hacer esquí de montaña, subir a un pico…
K: Al final, sabes que no estás haciendo lo que debes a nivel de entrenamiento y lo intentas disimular. Tú ya lo sabes bien, porque es tu ámbito profesional. Uno de los problemas de los entrenadores de deportes aeróbicos con sus atletas es el de frenar, intentar que no se pasen para que mejoren.
S: Yo llevo a gente, no mucha, y los sé frenar, pero después conmigo me cuesta aplicarme el cuento [Risas].
K: Decírselo a los demás es fácil, pero a uno le cuesta.
S: Ahora será el momento. Tengo apuntadas muchas rutas que quiero hacer y que por entrenamientos o competiciones no he podido realizar aún. Esa es mi motivación para entrenar durante todas estas semanas.
K: Este año estás con 226ERS y el equipo Wild Trail Project de Nike. ¿Cómo es tu evolución y relación en el mundo de las marcas?
S: Sí, estoy muy contenta con esta nueva etapa. Empecé con el Club Matxacuca. Tuve suerte porque nos daban bastante financiación para viajes y carreras como te he comentado antes. Después se acabaron esas financiaciones, y en 2018 tuve que afrontar muchos gastos para competir, aunque me ayudó la Diputación de Lleida. En 2019, tuve que pagarlo todo. Mi vida era trabajar y pagar los viajes para correr. Llegué a un nivel de estrés alto por cuadrar todo. Iba con el tiempo justo a las carreras y no competía en igualdad de condiciones. Algunas salen mejor, otras peor, pero echaba en falta poder estar más tranquila y focalizada los días antes de las carreras. Quitar ese estrés de los viajes a última hora es muy importante. Una amiga me comentó que preparara un dossier y se me abrieron varias puertas. Yo no quiero cobrar, me basta con no pagar. No me siento suficientemente competitiva para tener un sueldo, pero sí para no tener que pagarlo todo. Puedo pagar fisioterapeuta, entrenadores, pero para mí es muy importante la ayuda en material, viajes y carreras.
K: Si te metes en circuito de Copa del Mundo, viajas mucho, y cada desplazamiento implica un gran desembolso.
S: Vivía sólo para eso. Ni siquiera salía a comer fuera ni este tipo de cosas. Además de mi equipo, me ayuda una marca famosa de turrón de mi pueblo, Turrons Agramunt. A través de ellos, he preparado un reto solidario, pero lo he tenido que posponer por el confinamiento: Desafío de Gigantes. Es ir de Agramunt al Aneto non-stop solidario para recaudar fondos para investigación médica. La gente se podía apuntar para acompañarme algunos tramos. Ahora tendré que reenfocar todo. ¡A ver en qué queda!
K: Tienes muchos objetivos y retos. Para mi es imprescindible que eso nunca falte.
S: Es el momento de seguir descubriendo el entorno. Tengo unos cuantos retos en mente para hacer este verano, cuando sepamos las condiciones. Quiero aprovechar al máximo ser competitiva ahora, aunque estoy segura de que este verano lo que voy a hacer es pasar muchas horas en el monte. Es lo que realmente me apasiona. Me gusta la parte de hacer montaña y no sólo entrenar. Y a nivel competitivo, a ver si puedo estar más adelante, sobre todo en el tipo de carreras que me gustan.
K: Un placer hablar contigo, Sílvia. Esperemos que la situación mejore lo antes posible y podamos volver a disfrutar de nuestra gente y del entorno.
S: Igualmente, Álex. Tengo esperanza que la sociedad humana evolucione para bien y que todo vaya lo mejor posible.
Silvia nos brinda una charla muy agradable llena ilusiones, retos y buenos recuerdos. Toda una vida que gira alrededor del deporte y la montaña. Luchar por lo que creemos es lo más satisfactorio que podemos hacer. Vocación por aprender y enseñar. Investigación para ayudar al progreso de la sociedad. Retos solidarios. Muchos objetivos. Todos realizables con esfuerzo, trabajo e ilusión. Una mente inquieta con ganas de descubrir. Transmitir pasión, contagiar pasión.
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