SYMON WELFRINGER. Directissime invernal | Grandes Jorasses

SYMON WELFRINGER. Directissime invernal | Grandes Jorasses

 

 

En octubre de 2020, Symon Welfringer, junto a Pierrick Fine, realizó la primera ascensión de la vertiente sur del Sani Pakush, que les valió el Piolet d’Or 2021. Hace unos días, en febrero de este año, de nuevo Symon, esta vez junto a Charles Dubouloz y Clovis Paulin, logró la primera repetición en 40 años de la Directissime en Las Grandes Jorasses (primera ascensión en invierno), enfrentándose a temperaturas de -25°C y a una vía que, como no se había repetido en tanto tiempo, escondía el trazado correcto. La sensación de Symon, tal y como nos cuenta en esta charla, era la de abrir una ruta más que la de realizar una primera repetición. Hablamos con el atleta de MILLET sobre las dificultades de este proyecto que les llevó cinco días y cuatro noches, sobre su forma de enfrentarse al frio, su relación con el miedo y el valor que le da a la cordada cuando las dudas hacen acto de presencia.

Por Kissthemountain

Kissthemountain: Hola, Symon.. Hace ya mucho tiempo que en Kissthemountain queríamos hablar contigo, sobre todo después de la ascensión durante la pandemia del Sani Pakkush, junto a Pierrick Fine, en el Karakorum, que os valío el Piolet d’Or 2021. Tras lograr la primera repetición en 40 años de la Directissime, abierta por Patrick Gabarrou y Hervé Bouvard, si no me equivoco en 1986, y teniendo en cuenta que es la primera ascensión en invierno, contactamos con MILLET para ver si era posible hablar contigo y que nos contaras cómo fueron los días que van del 9 al 13 de febrero de este año. Lo primero de todo, queremos felicitarte. ¿Cómo te encuentras en este momento una vez asimilada la gran actividad que habéis logrado? ¿Estás plenamente recuperado desde un punto de vista físico? ¿Cuánto tiempo se tarda en estar preparado física y psicológicamente para pensar en volver a actividades de dificultad extrema en la montaña?

Symon: Sí, pocos días después de la ascensión ya me sentía recuperado. No es lo mismo que cuando haces una escalada que conlleva una larga expedición. En ese caso, necesitas meses para recuperarte. Dada la altitud aceptable de las Grandes Jorasses, es bastante factible recuperarse en pocos días. A los tres, ya estaba en las gargantas del Verdon intentando varios largos duros. Aunque, por supuesto, es realmente agotador pasar cinco días en una cara así. Entreno durante todo el año para este tipo de proyectos, así que, cuando se presentan, me siento preparado para afrontarlos y recuperarme rápido para volver a escalar al poco tiempo.

 

“Lo complicado fue encontrar el trazado bueno a lo largo de toda la ruta. Como nunca se había repetido, no había equipamiento en el lugar ni forma de comprobar si estábamos en el itinerario correcto. Los topos eran realmente escuetos y no estaban bien descritos. Era una repetición, pero con el sabor de abrir una nueva vía. Era la primera vez que tenía una sensación así en una ruta en los Alpes”.

 

K: Cinco días y cuatro noches, temperaturas de -24ºC con sensaciones térmicas aún más bajas, vivacs en los que no podíais tumbaros obligándoos a dormir sentados sobre pequeñas repisas, momentos de la escalada en los que había que calzarse los pies de gato y desprenderse de los guantes… ¿Puedes hablarnos de cómo es esta vía y de las principales dificultades a las que os habéis enfrentado?

S: Para mí, esta vía reúne todo lo bueno del alpinismo. Desde complicados largos de escalada mixta hasta grandes partes de roca. El 90% del tiempo, la roca es realmente sólida y hermosa. Puedes protegerte y los largos no están tan expuestos. Lo que realmente la hace tan especial es que es escarpada durante todos sus 1.200 metros. Creo que en cinco días escalamos más de 30 largos para llegar a la cima. Es una verdadera gran pared en una de las mayores caras norte de los Alpes. Lo complicado fue encontrar el trazado bueno a lo largo de toda la ruta. Como nunca se había repetido, no había equipamiento en el lugar ni forma de comprobar si estábamos en el itinerario correcto. Los topos eran realmente escuetos y no estaban bien descritos. Era una repetición, pero con el sabor de abrir una nueva vía. Era la primera vez que tenía una sensación así en una ruta en los Alpes. 

 

 

 

K: ¿Cómo de presente está el frío? Imagino la dureza de las noches en los vivacs deseando que el sol despertara para poder reiniciar la actividad. ¿Qué se hace para sobreponerse a él? 

S: El frío es el principal problema. Si la ruta estuviera orientada al sur, todo sería completamente distinto. En invierno, la cara norte de las Jorasses no ve el sol en absoluto. Durante cinco días, tuve la sensación de que el sol había desaparecido de la tierra. ¡Extraña sensación! El frío significa que todo lo que haces cuesta energía: beber, comer, preparar el agua caliente, ponerse los guantes o los pies de gato… Todo exige mucho y eso es lo que lo hace tan complicado. Es duro encontrar el equilibrio adecuado para mantener la energía y la motivación durante los cinco días.

Los vivacs no fueron tan malos. De hecho, al principio estábamos bastante preocupados porque teníamos poca información, pero conseguimos encontrar terrazas nevadas todos los días con espacio suficiente para asentarnos. Así que, al final, no fue tan incómodo. Sólo sufrimos el frío, por supuesto, pero eso es algo bastante normal.

 

“El frío es el principal problema. Si la ruta estuviera orientada al sur, todo sería completamente distinto. En invierno, la cara norte de las Jorasses no ve el sol en absoluto. Durante cinco días, tuve la sensación de que el sol había desaparecido de la tierra. ¡Extraña sensación! El frío significa que todo lo que haces cuesta energía: beber, comer, preparar el agua caliente, ponerse los guantes o los pies de gato… Todo exige mucho y eso es lo que lo hace tan complicado. Es duro encontrar el equilibrio adecuado para mantener la energía y la motivación durante los cinco días”.

 

K: Hace no mucho, los Hermanos Pou nos decían que el miedo no está permitido en los momentos más complicados pues puede resultar paralizante y desencadenar en sucesos muy trágicos. En cambio, Edu Marín, al hablarnos de Eternal Flame, sí que nos decía que el miedo estuvo en muchos momentos presente. ¿Cómo es en tu caso la relación con el miedo? 

S: Yo también me hago esta pregunta. Y creo que el miedo es lo que me hace ser capaz de estar concentrado y fuerte en un momento dado. Al tener miedo, mi mente entra en un modo de concentración total y eso me permite utilizar el 100% de mis capacidades. Por otra parte, gracias a él, puedo tomar las decisiones adecuadas y dar marcha atrás cuando lo considero necesario. Diría que, para mí, el miedo es una fortaleza la mayor parte del tiempo. Me hace capaz de ser plenamente yo mismo.

 

 

K: Nos decías que no se sigue una línea lógica. ¿Existen momentos en los que se duda sobre si la línea escogida es la correcta? ¿Cómo era tu comunicación con Charles Dubouloz y Clovis Paulin en los momentos de duda? ¿Se llega a pensar en que quizás la actividad no es posible o había confianza plena en la consecución del objetivo?

S: Efectivamente, cuando descubrimos el muro central durante el tercer día, pensamos en abandonar. Estábamos perdidos en medio de una pared saliente de 200 metros sin una línea evidente. Fue realmente difícil mantener la fe y seguir buscando el itinerario correcto. Para mí, Charles y Clovis están entre los mejores alpinistas de Francia. Además, somos muy buenos amigos. Para una ruta así, siempre es necesario un equilibrio entre buenas habilidades y buena relación. He escalado muchas veces con Charles. Mi primera vez en las Jorasses fue con él, en 2020, cuando hicimos la primera ascensión en libre de Manitua. También hicimos expediciones juntos en un par de ocasiones en Nepal. Conozco a Clovis también desde hace muchos años. Escalamos la norte del Eiger y vamos a menudo juntos a la roca… En pocas palabras, estaba allí arriba con dos amigos. Esta relación es una gran fortaleza y en cuanto hay algo de lo que tenemos que hablar, lo hacemos. No dejamos ningún problema en duda. Hablamos de todo. Somos buenos amigos en la vida, así que eso hace que todo sea más fácil para comunicarnos.

 

 

 

K: En todas las actividades de grandísima dificultad, la confianza con el resto de miembros de la cordada es fundamental, pero imagino que más aún ante la complejidad de este tipo de retos. ¿Puedes hablarnos de vuestra cordada? ¿Cómo son los roles de cada uno de vosotros? ¿Salen por intuición o se prevén antes del inicio de la actividad?

S: Yo diría que en realidad no tenemos roles predefinidos, sino que todos somos bastante diferentes. Por ejemplo, yo soy un escalador más técnico, así que el plan era que yo liderara los largos difíciles, pero sin imposiciones de ningún tipo por parte de ninguno de nosotros. Por otro lado, soy muy malo en la construcción de vivacs o cosas por el estilo, así que no soy el que se dedica a esa tarea. Afrontamos las dificultades a medida que estas se presentan, intentamos una cosa tras otra en base a nuestras cualidades individuales y avanzamos en equipo.

K: Patrick Gabarrou y Hervé Bouvard… ¿Se tiene presente en el momento de la actividad la implicación histórica de lo que estáis llevando a cabo? ¿Qué supone para ti pensar que has seguido los pasos de dos mitos de la escalada como Patrick y Hervé?

S: Patrick se unió a nosotros durante la aproximación a la base de la pared y comprobamos juntos la línea. Fue un gran momento. También nos encontramos con él y con Hervé Bouvard cuando volvimos a Chamonix. Nos sentimos agradecidos de poder compartir nuestra escalada con ellos casi 40 años después de la apertura.

 

“Creo que el miedo es lo que me hace ser capaz de estar concentrado y fuerte en un momento dado. Al tener miedo, mi mente entra en un modo de concentración total y eso me permite utilizar el 100% de mis capacidades. Por otra parte, gracias a él, puedo tomar las decisiones adecuadas y dar marcha atrás cuando lo considero necesario. Diría que, para mí, el miedo es una fortaleza la mayor parte del tiempo. Me hace capaz de ser plenamente yo mismo”. 

 

 

K: ¿Puedes hablarnos de las sensaciones vividas en la cima? ¿Se llega a llorar de alegría? ¿Crees que la relación con tus dos compañeros de cordada entra en una nueva etapa?

S: Yo diría que el mejor momento no fue la cumbre, sino al final de la parte más dura: una pared en voladizo de 200 metros en la parte central de la cara. Las grietas eran finas y discontinuas. En ese punto no sabíamos por dónde iba la ruta. Yo estaba liderando y me las arreglé para escalar unos largos increíbles de hasta 7a con el equipo y con temperaturas de -15°C. Pero, hubo un momento en el que estaba completamente desesperado, ya que no había forma posible de continuar. Finalmente, yendo a derecha e izquierda, conseguí encontrar algunos posibles largos y fijar la cuerda en terreno más fácil. Eso fue el tercer día. Por supuesto, la llegada a la cumbre, pasando de cinco días a -20°C a +10°C, y el sol brillando fue todo un alivio, un gran alivio. Pura felicidad compartir este momento con dos buenos amigos. No creo que entremos en una nueva fase de nuestra relación, simplemente sigue un camino natural. Seguro que tenemos en mente muchos proyectos en común.

 

 

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