THE MONTANE® SPINE RACE – WINTER. The sound of silence

THE MONTANE® SPINE RACE – WINTER. The sound of silence

 

Texto por Kissthemountain

 

Hello darkness, my old friend | Hola oscuridad, vieja amiga

I’ve come to talk with you again | he venido de nuevo a hablar contigo

because a vision softly creeping | porque una visión, arrastrándose suavemente

left its seeds while I was sleeping | dejó sus semillas mientras estaba durmiendo,

and the vision that was planted in my brain | y la visión que fue plantada en mi cerebro,

still remains. | todavía permanece.

 

Extracto de la canción “The Sound Of Silence”. Simon & Garfunkel

 

 

420 KILÓMETROS. 13.000 metros de desnivel positivo, 83 horas y 12 minutos de récord en posesión de una mujer: Jasmin Paris. Estos son sólo algunos datos de The MONTANE® Spine Race, una brutal carrera que recorre el sendero Pennine Way, en el corazón de Gran Bretaña, en modalidad non-stop, y bajo unas duras condiciones invernales que implican nieve profunda, hielo, barro, vientos huracanados y lluvias torrenciales que se suman al cansancio y a la falta de sueño de sus participantes. Esto, unido a la necesidad de poseer habilidades de navegación y de saber adaptarse a pocas horas de luz, convierte a esta prueba en algo único en el mundo. Este año ha celebrado su décimo aniversario.

La primera edición que tuvo lugar en 2012 contó sólo con 15 participantes. En aquel entonces, no había carreras que transcurrieran por el sendero Pennine Way ni forma de rastrear a los corredores, por los que muchos pensaron que no sería posible llevar a cabo tal evento. Pero el tiempo pasa rápido, y hoy The Spine Race da la bienvenida a más de 150 participantes cada año para emprender una ruta que desde entonces ha ganado reconocimiento mundial, como prueban los más de un millón de personas que utilizan sus ordenadores y teléfonos para rastrear a unos participantes para los que el calificativo de héroes se queda corto. En ese lejano 2012 sólo tres corredores cruzaron la línea de meta: Steve Thompson y Gary Morrison cruzando la línea de meta juntos en primer lugar -algo común en ediciones posteriores pues los corredores con un ritmo similar se unen para ayudarse entre sí-, seguidos por Mark Caldwell, en tercera posición. 

 

 

Pennine Way ofrece un viaje increíblemente variado y desafiante para los participantes. La sección norte es completamente diferente a la primera y desde Hawes se siente mucho más remota. En el camino también hay varios puntos de control en los que los corredores pueden detenerse para descansar. Algunos de ellos se han convertido en míticos como el Greg’s Hut, donde John Bamber, su guarda, ofrece a los corredores su particular noodle bar, o el ubicado en la localidad de Alston, en el que a los participantes se les ofrece una lasagna con la que llevan soñando muchos kilómetros atrás. También habría que destacar el tramo entre Middleton-on-Teesdale y Dufton, donde a su paso por la cascada Cauldron Snout, los corredores, aunque tienen la posibilidad de disfrutar de un lugar realmente mágico con su espectacular herradura con altos acantilados, pierden la señal de sus rastreadores.

En esta pasada edición, la gloria de tocar la pared, en primer lugar, que indica que la pesadilla ha terminado fue, en categoría masculina, para Eoin Keith, un familiar de la carrera, y en categoría femenina para Debbie Martin-Consani. Eoin empleó 92 horas y 40 minutos, mientras que Debbie necesitaba 104 horas y 8 minutos. Párate a pensar en estas cifras, por favor. Destacar también la performance del suizo afincado en España, Simon Gfeller, que en esta ocasión salió del podio para terminar rozándolo.

La leyenda innegable de la carrera es Jasmin Paris, quien batió en 2019 el récord de la prueba reduciéndolo en 12 horas y extrayendo leche para su bebé en diferentes puntos de control.

 

 

En 2020, mi objetivo principal era simplemente llegar a meta. Este 2022 quería dar un poco más de mí para tratar de hacerlo de la mejor forma posible. Podía permitirme ser un poco menos cautelosa. Mi plan era simple: moverme, comer o dormir, sin preocuparme por nadie más en la carrera y sólo concentrándome en mi performance. Es demasiado tiempo para competir con alguien, especialmente el primer día. Sabía que tenía que ser mucho más flexible y no centrarme en los tiempos, sino en el esfuerzo y en el movimiento hacia adelante. 

Empecé a sufrir fuertes dolores de espalda hacia el final de la carrera. Nunca me había sucedido antes y todavía no estoy segura de por qué sucedió. Afortunadamente, solo comenzó a tener un impacto real en mi avance en los Cheviot, en las últimas 26 millas. En cualquier otro momento antes de la carrera, se habría terminado el juego, pero tuve que aguantar para llegar a la meta. Los médicos estaban preocupados de que fuera rabdomiolisis, pero creo que fue el peso de la mochila y el tiempo que pasé de pie sosteniendo bastones en mi mano derecha mientras corría. Tenía que quitarme la mochila y acostarme en el césped. El tramo final de carretera de dos millas fue el peor. Pensé que tendría que retirarme a sólo media milla del final “. 

Estas palabras pertenecen a Debbie Martin-Consani, la ganadora de esta edición. Creo que hay poco más que añadir. Y si no, preguntad a Eugeni Rosselló, otro corredor habitual de esta carrera.

www.thespinerace.com

 

 

 

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