“Deseaba cruzar barreras y tras ellas solo había incertidumbre, sabía que podía conseguirlo y al lograrlo he ampliado el horizonte en la escalada”.
El 1 de agosto de 2002, Alex Huber se adentró en la verticalidad dolomítica, en la conocida vía Hasse Brandler (7a+), en la cara norte de la Cima Grande de Lavaredo, sólo con sus pies de gato y la magnesera, alcanzando la cima en cuatro horas tras una escalada sorprendentemente espectacular. La Hasse Brandler fue escalada por primera vez por Lothar Brandler, Dieter Hasse, Jörg Lehne y Sigi Löw en 1958, y liberada por Kurt Albert en 1987. Un trazado durísimo psicológicamente, una pared impresionante de 550 metros de altitud con roca muy rota, muchas travesías y mucho desplome donde el riesgo está omnipresente.
“He sentido miedo muchas veces en mi carrera. Cuando lo encuentras, o mejor, cuando él te encuentra a ti, es porque siempre quiere decirte algo. Tú le debes respetar y afrontarlo. El miedo te ayuda a entender cuál es la mejor decisión ante la dificultad. Escúchale, no dejes que te engañe la vanidad, porque es el amigo, el consejero, que te ayuda a conservar tu vida en las montañas”.